Ayer di una charla para la formación de SEO nichero más grande de habla hispana.
Y salió mal, de las charlas más accidentadas que he dado en mi vida…
O no…, quizá fue una de las mejores.
Lo que voy a contarte ahora es cómo los planes no sirven de nada cuando la realidad llega a darte un buen sopapo.
Y cómo hacer las cosas resistentes a los errores.
O mejor dicho, antifrágiles a ellos.
Escucha.
Cuando Dean Romero me invitó a dar una clase en su plan de mentoría SEO, accedí encantado.
Me gusta explicar.
Me gusta hablar en público y se me da bien hacerlo.
El tema parecía muy lejano a mi especialidad, pero en realidad está muy cerca.
Porque podía hablar de mentalidad, de desarrollo personal y profesional, de hacernos la vida más fácil y de cómo usar la tecnología a nuestro favor.
Así que todo en orden.
Cuando me pidió que diera una ponencia rápida en el evento de captación de alumnos que se han currado para la siguiente edición, tampoco pude negarme.
¿Sabes esa sensación de que dominas un tema y va a salir bien?
Pues con esa sensación preparé una ponencia de las que a mí me gustan: 50% planificado y 50% improvisado.
Sin powerpoint.
Con una estructura tipo historia, con su apertura, desarrollo y desenlace…
Con cosas tangibles (creé una web solo para esa ponencia)…
Práctica y filosófica.
¿Tienes la imagen en la cabeza?
Perfecto.
Ahora pon a 600 personas escuchándote.
¿Notas el hormigueo en el estómago?
Da igual que ya hayas hablado para 2000 personas en un auditorio.
O que lo hayas hecho docenas de veces más en tu vida.
Ese hormigueo nunca desaparece.
Solo aprendes que, en el momento de la verdad, las mariposas vuelan y las palabras salen solas.
Salvo cuando las cosas salen mal
Nada más empezar la ponencia, me encontré con que mi fantabuloso iMac Pro no me dejaba compartir pantalla.
Para permitirlo, tuve que cerrar el navegador y en el proceso perdí las 17 pestañas ordenadas y bien puestas que daban forma al guión de mi presentación.
¿Se puede salir de algo así?
Se puede y, según veo en el vídeo, es cuestión de 30 segundos.
30 segundos que he vuelto a ver dos veces, porque es increíble ver lo que ve alguien externo, sabiendo lo que pasa por dentro.
30 segundos en los que las mariposas se convierten en elefantes con clavos en las patas.
La mente acelera a toda pastilla y lo que iba a ser 50% improvisado termina siendo un 99% improvisado.
Hasta que las cosas van peor
Porque lo que te habías preparado como el colofón de la charla, el punto álgido en el que sacas el conejo de la chistera…
Tampoco funciona.
Y ahí sí que cunde el pánico. Ahí pasamos de 99% improvisado a 200% de improvisación con pánico de que las cosas terminen sin salir.
Lo curioso es que nada de eso se nota cuando ves el vídeo (salvo que seas mi mujer y sepas leer más allá de las palabras).
Porque la procesión va por dentro.
El show debe continuar.
Lo importante de una ponencia, de una charla o de la vida misma es no quedarse parado.
Hay que buscar alternativas, soluciones, ideas, planes B, C o Z…
Y hay que terminar lo que se empieza.
Las páginas web, los negocios, la vida…, no se basan en hacer planes y seguirlos al milímetro.
El éxito no llega a aquellos que siguen el plan perfecto, dando los pasos perfectos y no equivocándose nunca.
El éxito está detrás de los que, a pesar del camino roto, los problemas técnicos o los planes mal diseñados, son capaces de llegar hasta donde querían llegar.
¿Qué crees que pensaron esas 600 personas que vieron cómo el elefante aplastaba las mariposas mientras nada de lo que había planificado funcionaba?
Nada remotamente similar a lo que piensa uno mismo mientras vive esa situación.
Ellos vieron una ponencia muy distinta de la que vi yo.
Como prueba tenemos las primeras palabras de Dani Llamazares (moderador del evento) al terminar mi exposición:
«Oye tío, qué bien hablas, c4brón».
Porque la vida tiene algo de magia.
Hay que mover la mano derecha para que nadie se fije en lo que haces con la izquierda.
Porque a nadie le importa esa «procesión» que va por dentro, les importa el resultado final.
Ver el valor que aportas.
O entretenerse un rato con tus cagadas.
Si entiendes eso, entiendes por qué este modelo de negocio de enviar un email a mucha gente es tan rentable.
Por qué la marca personal es el negocio más antifrágil que existe.
Pero eso te lo cuento aquí
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Solo que te quedarás.
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