Tengo un problema.
Más bien un dilema.
Porque dos ideas igualmente poderosas y opuestas tienen tantos argumentos a favor como en contra.
Y me apuesto un billete a que tú también lo tienes.
Escucha.
No sé cómo te criarían a ti de pequeño, pero a mí me educaron con mensajes paradójicos.
Haz esto, pero no lo hagas.
Pon la otra mejilla, pero no te dejes pisar.
Esfuérzate, que las cosas saldrán solas…
Y un día mi madre me dijo una frase que me ha perseguido siempre.
Creando una dicotomía paradójica y un vacío existencial que…
No recuerdo el motivo exacto.
De lo que sí me acuerdo es de que había hecho algo muy bueno, había hecho feliz a alguien, o había hecho lo correcto y luego me había callado como una puta para que nadie supiera que había sido yo.
Vaya expresión, por cierto, más al hilo de lo que hablamos.
La de callarse como una puta, digo.
Supongo que nace del hecho de que el 30% de los hombres hayan utilizado esos servicios y no quieran que se sepa.
O eso dice el CIS.
El caso es que en vez de sacar pecho, enorgullecerme y aceptar las flores, decidí callarme y pasar desapercibido.
Supongo que luego me frustraría porque las flores se las llevó otro y me quejé.
O más probablemente, porque la persona a la que hice el bien se cabrearía conmigo por algo y me dejó con el culo torcido.
Ahí fue cuando mi madre me dijo esa frase de:
En esta vida más que ser bueno, hay que parecerlo.
Es curioso que, paralelo a esa frase, cada momento de exponer un logro, enorgullecerse y presumir de algo que has hecho bien, suela ir acompañado de una colleja para que no seas un chulo prepotente.
Cuida que fulanita se va a sentir ofendida…
Esa era tu responsabilidad, tampoco te crezcas…
No te lo vayas a creer…
Luego, cuando pasan los años, ves que hay gente a tu alrededor que tiene éxito, que sale en entrevistas, en la televisión, en…
Y si los miras con atención, después de compararte con ellos, te das cuenta de que han hecho justo lo que me dijo mi madre que había que hacer.
Parecer que son buenos.
Spoiler
Los que en realidad no son buenos duran dos telediarios o terminan en un círculo amarillista de generar polémica para conseguir atención.
Así que olvídate de inventarte un personaje que domina un área del que no tienes ni pajolera idea.
O hazlo, allá tú, tu conciencia y los resultados.
Los que, además de parecer buenos, lo son, llegan tan lejos que da miedo pensar en recorrer todo ese camino.
Y todo gira en torno a la actitud hacia el exterior.
A evitar las respuestas tipo:
–Tampoco sé tanto de esto…
–Es que llevo años, malo sería que no se me diera bien…
–Para eso he estudiado, ¿no?
–Seguro que hay mil que lo hacen mejor que yo…
De lo que no te das cuenta cuando dices eso, es de que si hay mil que lo hacen mejor, quizá haya mil millones que lo hacen peor.
Y quizá haya varios miles a los que les gustaría aprender cómo lo haces tú.
Porque no necesitan al mejor del mundo mundial, solo a alguien bueno que les ayude.
Coger eso que sabes hacer, que otros no, darle forma y venderlo es lo que se conoce en internet como «vender infoproductos».
Que es lo que suma el 25% de mi facturación de 6 cifras.
Porque sí, soy David Olier, no soy el mejor del mundo, pero me pagan 6 cifras al año por hacer lo que hago tan bien como sé hacerlo.
Es decir, hablamos de decenas de miles de euros.
Cada año.
Si quieres saber cómo.
Si quieres saber todos los pasos en falso que no hay que dar y el camino que hay que seguir para llegar a unas cifras como esas o incluso mayores.
Tengo una newsletter en la que envío un correo diario contándotelo.
Cada día del año, Navidad, Año Nuevo y cualquier otra fecha que se te ocurra incluida.
Te apuntas aquí y empiezas a aprender al momento
O a entretenerte.
Depende de lo que busques.
Lo que puedo prometerte es que no habrá día que no te escriba.
Si quieres dejar tu comentario, apúntate:
El newsletter que leen empresarios, abogadas, amos de casa, ingenieros y fruteros por igual
Cada día un email para inspirarte, ¿a qué? A vivir mejor, ser mejor, ganar mejor