No sé si te lo he dicho ya, pero durante las últimas semanas (dos o tres meses en realidad) acumulo una carga de trabajo muy grande.
Una carga a la que se suman catarros, bronquiolitis, gastroenteritis… de mis hijos, que hacen que el trabajo todavía se acumule más.
Esos bloqueos, esos imprevistos, existen y no podemos hacer nada contra ellos.
Menos aún si tienes hijos.
Pero hay otro tipo de bloqueos de los que nosotros somos los culpables.
Un bloqueo que veo en muchos de los correos y comentarios que me llegan a través de mis webs.
Un bloqueo contra el que yo sigo luchando día tras día.
Cuando me planteé montar mi primer blog, tardé semanas en lanzarlo.
No tenía una web perfecta, no sabía maquetar plantillas WordPress, no sabía qué iba a escribir, no tenía un calendario editorial, no tenía redes sociales, no tenía…
Cuando decidí lanzar mi web profesional (esta, https://davidolier.com/), estuve semanas aprendiendo a programar, programando y diseñando una academia cuasiperfecta.
Generando contenido, grabando vídeos, modificando detalles…
Cuando decidí ser consultor SEO, estuve casi dos años estudiando ex profeso, probando y lanzando páginas web para ver si conseguía resultados.
Aunque mi primer cliente me perseguía, porque había visto mis resultados y creía en mí, yo necesitaba pruebas tangibles (además de mis éxitos antes de decidir trabajar el SEO de forma profesional) para creer en mí mismo.
Cuando decidí montar mi primer nicho de Amazon, estuve decenas de horas programando manualmente cosas que ya existen (AAWP, por ejemplo) y escribí decenas de miles de palabras en posts que luego no sirvieron de nada y que demostraron que hay esfuerzos que no merecen la pena.
Cuando…
Hoy, esa primera web vive en automático, sin actualizarse; mi academia online original no existe (y nunca cubrió lo que gasté en ella); mi primer cliente estuvo y está contentísimo con mi trabajo y esa web que se llevó 80 horas de mi vida solo da 20 ó 30€ al mes.
¿Cuál fue el problema de todos esos proyectos? ¿Que fracasasen? NO, proyectos que fallan hay a patadas y se aprende mucho de ellos.
El verdadero problema fue el tiempo que dediqué a que las cosas estuvieran perfectas.
A que todos los aspectos gráficos de una web fueran perfectos, tuviera docenas de posts escritos, consiguiera leer datos de la API de Amazon o cualquier otro tema en el que no merecía la pena invertir tanto tiempo.
«Hecho es mejor que perfecto» y «lo mejor es enemigo de lo bueno» son mis grandes enemigos.
Cada vez menos.
Porque, ¿sabes una cosa? La perfección no existe. Siempre hay algo que mejorar.
La pregunta es: ¿esa mejora te va a suponer un beneficio a ti?
¿Dedicar 10 horas a que el sombreado de tus botones se mueva con el cursor y cambie de intensidad según la hora del día te va a pagar 10 horas de sueldo?
¿O solo van a ser 10 horas perdidas?
Si quieres vivir de internet, crear tu primera web es importante, pero lanzarla al mundo lo es más.
Ver cómo reacciona Google, los usuarios, publicar contenido, ver si funciona… PROBAR y mejorar las cosas sobre la marcha. Cuanto más rápido sepas si algo va a dar dinero (o no), mejor.
Cuanto menos inviertas en algo que no sabes si te dará dinero, menos perderás si no lo da y más habrás aprendido.
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