Tengo un cliente con el que llevo casi dos años trabajando el SEO de su negocio.
Un negocio que trabaja en 7 idiomas, incluyendo japonés y ruso.
No veas lo divertido que fue migrar la web en diciembre del año pasado y arreglar una serie de problemas que surgieron con las metadescripciones cuando no entiendes nada de lo que estás poniendo.
El caso es que con esta gente hemos trabajado su posicionamiento de forma intensiva, hemos re-hecho cientos de artículos, cambiado la estructura de miles de URLs y remodelado dos páginas web para mejorar su captación de clientes en más de un 2000%.
Un día, en una de las reuniones que tenemos para refrescar y definir nuestras líneas de acción, sucedió algo curioso.
Estábamos el dueño de la empresa, la directora de marketing y mi persona decidiendo qué tendría más impacto en su negocio, cuando él me preguntó.
–Oye, ¿cómo es eso de que has cortado lazos con el resto de tus clientes?
Le conté que tenía muchos proyectos personales que quería terminar.
Que quería centrarme en hacer un plan a medio-largo plazo.
Y que la relación con mis clientes (como bien sabe) me absorbe mucha energía vital.
Así que sí, cerré todos mis proyectos externos en marzo para dedicar 2022 a mis propios proyectos (y al suyo).
–¿Y el dinero?
Sin entrar en detalles, le conté que este 2022 ya había ganado tanto como en 2021 y que prefería no ganar más, sino prepararme para trabajar mejor.
Y le hablé de este newsletter.
Escucha.
Este tipo me contrató porque sabe que hago más cosas además del SEO.
Ha visto cómo han mejorado sus artículos principales solo cambiando el aspecto y el contenido de determinados textos.
Le he solucionado algún que otro marrón técnico con la web.
Y más cosas.
Nunca le hemos puesto nombre a eso, pero sabe que no es SEO.
Así que me dijo que diseñase una estrategia de captación para…
Le ofrecí dos opciones: cobrar el doble ese mes o parar nuestros proyectos en común dos meses.
Y aquí estamos, dos meses después, con un cliente que baila de alegría porque está viendo cómo sus suscriptores han pasado de ser nombres vacíos a ser personas que contestan y descargan su software.
¿Sabes lo importante que es esa diferencia?
Él sí.
Por eso ha retrasado cualquier otro proyecto de mejora de los que teníamos sobre la mesa y ha dado prioridad a un buen copy.
Envío un email cada día de la semana, 365 días al año.
Y en el primero de todos te pido que me respondas.
La gente suele escribir en plan «sé que es automático y no vas a contestar, pero…».
¿Sabes qué?
Les contesto a todos.
Si quieres dejar tu comentario, apúntate:
El newsletter que leen empresarios, abogadas, amos de casa, ingenieros y fruteros por igual
Cada día un email para inspirarte, ¿a qué? A vivir mejor, ser mejor, ganar mejor