El otro día una clienta, Paulina, intentó venderme mi propio curso.
Sucedió a las 13:08 del día 5 de mayo, mientras acabábamos una sesión de consultoría para aterrizar la estrategia de su proyecto online.
Esta mujer tiene ciertas condiciones especiales en su vida y su economía necesita un empujón importante.
Tiene unas ideas muy buenas, de estas con un potencial tremendo.
Solo necesitaba ayuda para trazar un plan con el que ganar un dinero extra que ella y su marido necesitan.
Total, que después de explicarle estrategias web, captación, monetización y ayudar a que definiera su proyecto, me pidió presupuesto para hacerle una web.
Le dije, con total sinceridad, que no se la podía hacer.
No porque no quisiera, sino porque sé que ni puede, ni debe pagarlo.
Le expliqué que montar una web como la suya no era difícil y que había cursos gratis que…
Me dijo que no, que me quería a mí.
Que ya ha hecho otros cursos míos y le gusta mucho como explico.
Que se esperaría a que terminase el Curso de diseño web BIEN (que ahora sí, está terminado).
Le dije que si necesitaba dinero YA, no podía esperar a que terminase el curso (acuérdate que esta conversación fue en mayo).
Y que no quiero el dinero de nadie que no pueda gastarlo.
Así que le ofrecí un curso de WordPress que tengo desde hace ya varios años, desactualizado y un poco escueto.
Sin pagar, claro, como parte de la consultoría.
Me dijo que no, que ella quería mi curso nuevo, porque quiere mi soporte.
Quiere poder consultar sus dudas conmigo o al menos saber que estaré ahí para ayudarla.
Me reí, me reí mucho.
Es la primera vez que intento «desvender» mis cursos a un cliente, y ella se empeñó en vendérselo a sí misma.
Gracias, Paulina, por hacerme sentir tan bien.
Obviamente le envié el curso gratuito y más material que no me había pedido (un KW research de la idea que tenía, un par de pinceladas más…).
Y me envió un correo que guardaré con cariño:
«Además de ser bueno en tu trabajo eres buena persona. La vida no es perfecta, pero te mereces lo mejor».
Escucha, escucha con atención.
Si quieres comprar el curso de diseño web BIEN, cojonudo, luego te pongo más información.
Pero si no quieres hacerlo, cojonudo también, yo lo que quiero que te lleves hoy son 3 lecciones vitales.
1) Trata a tus clientes con empatía.
Cada uno tiene una vida detrás de la que no tienes por qué saber nada.
Y puede ser difícil de pelotas, como la de Paulina, así que cállate, escucha, empatiza y resuelve sus problemas.
2) Si te pagan por tus conocimientos, no te guardes nada.
Si te han pagado por una consultoría de 2 horas, esas 2 horas eres un libro abierto para la otra persona.
Y si te acuerdas de algo más tarde que deberías haberle dicho, se lo mandas por correo.
Y si tienes por ahí un material que le puede servir, se lo das.
Eso sí…
3) Nunca, NUNCA, regales nada sin haber cobrado primero.
A tus clientes trátalos como a las personas tan importantes que son para ti.
No te insultes ni te infravalores regalando tus productos/servicios a quienes no han invertido un solo euro en ti.
Por eso si te apuntas al newsletter que envío cada día desde hace más de un año verás conocimientos útiles, historias entretenidas y cursos de pago.
No te voy a decir que los vayas a comprar.
Pero entenderás por qué otros sí lo hacen y quizá puedas aplicarlo tú a los tuyos
Si quieres dejar tu comentario, apúntate:
El newsletter que leen empresarios, abogadas, amos de casa, ingenieros y fruteros por igual
Cada día un email para inspirarte, ¿a qué? A vivir mejor, ser mejor, ganar mejor