Esta historia va a parecer inverosímil. Sucedió hace 7 días delante de mis ojos y sigo pensando que algo no vi bien.
Que mis ojos construyeron una exageración, una mentira o un acto suicida deliberado ante mí.
Pero no, esto es lo que vi.
Si hoy no tienes tiempo…
Dos valores fundamentales (coherencia y congruencia) para salvar vidas.
Algo que ya tienes y que puedes explotar
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Ponte en situación.
En algún momento de tu vida, has tenido ciertos problemas grandes de salud, de estos que te llevan a buscar y a buscar qué narices te pasa, porque no puedes seguir viviendo así (literalmente).
Hasta que un médico de bata blanca y endoscopio brillante te dice que lo tuyo es una diabetes.
Diabetes gorda, de estas que te van a tener el resto de tu vida con una bomba de insulina pegada a la cintura, haciendo dieta constante y con un control absoluto de tus niveles de azúcar en sangre.
No sé si sabes cómo funciona la diabetes, qué daños causa cuando se descontrola, pero es un asesino silencioso que va destrozando pequeños tejidos, poco a poco, tejidos que nunca se van a recuperar.
Hoy parece una tontería, el año que viene también, hasta que, por ejemplo, te encuentras con la mitad del corazón apagado por cientos de microinfartos.
¿Estás ya situado?
Perfecto.
Eres diabético, de este tipo de personas, y vas a la feria de tu pueblo.
Un lugar lleno de atracciones, de risas, de niños, de adultos, de música y de…, puestos de comida rápida.
Entre ellos, el puesto que mis hijos están siempre deseando ver: el del algodón de azúcar.
Tú llevas puesto tu sensor de glucemia 24/7.
Es un parche blanco con una aguja y un transmisor que te informan cada 5 minutos de cuál es tu nivel de azúcar en sangre. Si, además, llevas conectada una bomba de insulina, ese sensor es el que decidirá cuántas dosis de insulina te inyectas y cuándo.
Con ese sistema controlarás no tener una hipoglucemia, ni una hiperglucemia, te desmayes y conviertas la feria en otra cosa.
Con esas circunstancias personales, ¿a dónde irás y qué comerás?
Exacto: al puesto de algodón de azúcar.
Harás que tu marido compre un algodón de azúcar, porque tú no puedes comértelo y…
Te pondrás a coger trozos del algodón para endulzar tu boca.
Pequeños, que eres diabética.
Pero muchos, que eres golosa.
Saber quién eres y cuáles son las condiciones que te rodean, te hacen ser mejor persona.
Puedes aprovechar lo que tienes y reforzar lo que te falta.
Ser, además, coherente con eso que eres, es un superpoder que no tiene todo el mundo.
Un superpoder que puede salvarte o alargarte la vida.
Porque si actúas como si fueras lo que eres, ni siquiera te plantearás comerte ese algodón que sabes que no puedes comerte.
Porque los superpoderes son algo que ya tenemos dentro.
No necesitamos entrenar para ser el Rafa Nadal de turno, ni desarrollar una habilidad inhumana que nadie más posee.
Tú ya tienes un montón de superpoderes.
Solo tienes que ser consciente de que están ahí y de que, si los utilizas, podrás llegar a sitios a los que creías imposible llegar.
Tengo un audio.
Es largo, son 54 minutos, pero encierra un método de 7 pasos para sacar un superpoder que ya posees, explicado con 7 ejemplos de fracasos incrementales que terminaron en un rotundo éxito.
Algo que podrías hacer tú mañana mismo:
Hecho es mejor que perfecto: vivir de ti
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