Hay un tipo que tiene una forma de ganar dinero tan brutal, que ha creado escuela (literal y metafóricamente).
Tiene una academia de la que ya no puedes hacerte miembro y posiblemente no podrías unirte hasta dentro de al menos un año aunque quisieras.
Y está cerrada porque gana una cantidad tan absurda de dinero que se te quitan las penas solo pensando en el 10% de lo que consigue.
Mira, por si te lo preguntas, sí, hablo de Isra Bravo. Un tipo que factura solo con su membresía más de 1.200.000€ al año.
Y lo hace tan bien, que hay gente que está copiándole el modelo.
Ayer te dije que copiar al que tiene éxito está bien, pero hay copias y COPIAS.
Pues hoy me he encontrado con una copia de las malas de lo que hace este tipo.
O es una de las buenas, porque se aprovecha de los que quieren a Isra y no pueden tenerlo.
Escucha.
Este segundo tipo ha copiado el modelo como no hay que hacerlo.
Ha cogido la membresía de Isra y la ha copiado hasta la última coma.
Mismo modelo.
Mismo sistema de captación.
Mismo precio.
Mismo tipo de contenido.
¿Distintas palabras? Sí, pero mismo fondo, misma forma, mismo estilo.
Que ojalá le vaya de cine y triunfe, se haga rico y sea feliz, no me entiendas mal.
Pero así no se copia de forma inteligente.
Copiar de manera inteligente es ver el poder de su modelo de negocio, ver cómo capta a sus suscriptores, cómo genera su marca e inspirarte en su forma de ganar dinero.
Con tu propia voz.
Tu propio mensaje.
Tus propias condiciones.
Para que el mercado sepa que Isra es Isra y que tú eres tú, con voces y visiones distintas y que, llegado el caso, se os puede contratar a los dos porque complementáis conocimientos.
No que uno tenga que quedarse con los desperdicios del otro.
Por grandes que sean.
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