Tenía un email muy chulo preparado para hoy, pero ha pasado algo importante.
Algo por lo que mi antiguo yo estaría lloriqueando y quejándose, mientras que mi nuevo yo está contento por lo que va a traer.
¿Listo?
Son las 6 de la mañana y te escribo esto mientras tomo mi última comida en…
Espero que solo sean 12 horas, aunque sabiendo lo que sé, posiblemente sean 18.
Porque dentro de un rato iré al hospital, me pondrán la pulserita del todo incluido y me cortarán un trozo de mano.
Y no, esta vez no estoy exagerando.
El plan es quitar una cosa de un sitio y ponerla en otro.
Como en el bricolaje casero, pero con bisturí.
Escucha.
Mientras estaba en la consulta el viernes pasado con el traumatólogo, planificando esta cirugía, le pregunté por las secuelas de lo que me van a hacer.
Y el hombre, un tipo tranquilo y de buen hablar, me dijo que tardaría 6 semanas en poder «darle tralla» a la mano.
—No —le dije—. No me he explicado, el tema no es cuándo podré coger la bici o hacer el bruto, sino en cuándo podré trabajar.
—¿Y en qué trabajas?
—No hace falta saberlo, querido jefe de traumatología, aunque te lo voy a contar porque es algo que me apasiona…
No, eso no es lo que pasó.
Tan solo le dije que necesitaba poder utilizar el teclado.
Porque la mayoría de mi trabajo se basa en escribir.
Sean palabras, números o código.
Y mi compromiso conmigo mismo y con esta lista es inquebrantable.
No me gustaría tener que escribirte estos emails con solo una mano.
Tardaría demasiado…
Pero te llegarían.
Te prometí que tendrías un email al día, todos los días del año, y así será.
Escucha.
Cuando le digo estas cosas a personas que no disfrutan con lo que hacen, me miran como si fuera imbécil.
Como si una operación o una baja fueran lo mejor que te puede suceder en la vida.
Vacaciones pagadas, relax, vivir tu vida por fin…
Cuando hablas con un empresario o un autónomo, ya sabes que eso de llas «vacaciones pagadas» no funciona.
Que, con suerte, tendrás un seguro que te pague un 7% de lo que facturas al mes.
(Sí, eso he calculado que me van a pagar a mí por 6 semanas de baja…)
Pero quizá coincidan en eso del relax y el descanso.
Sin embargo, cuando hablas con alguien al que le gusta lo que hace.
Que tiene integrado el «trabajo» como una parte más de la esencia de su vida.
Las cosas cambian.
Esas personas saben que quitar el trabajo de la ecuación es como quitar el ocio, la familia o la salud.
No es fácil sentirlo así, lo sé, pero hay algo que ayuda mucho.
Y es saber que, aunque estés 6 semanas rindiendo a medio gas, el trabajo saldrá igual.
El dinero entrará igual.
Llos clientes que tienes, de hecho, ni siquiera se enterarán de lo que ha pasado y, si lo hacen, tendrán una nueva opinión de ti, porque con una mano menos rindes igual.
¿Quieres saber por qué he trabajado mi marca personal durante tantos años?
¿Por qué he aprendido y perfeccionado mi forma de comunicarme con los demás?
Porque en momentos como este, cuando la salud falla, ves que tu vida, tu satisfacción personal y tus ingresos siguen como si no pasase nada.
Por eso estoy haciendo este curso.
Porque quiero que mis hijos tengan el día de mañana una forma de trabajo que les satisfaga, les lllene y les permita alcanzar un equilibrio como este.
Y no hay nada más potente para un padre que la posibilidad de darles a tus hijos una vida mejor.
CÓMO CREAR UNA NEWSLETTER QUE GANE DINERO POR TI
Si ellos, que tienen menos de 10 años, lo van a entender a la perfección y van a sacarle partido, imagínate llo que podrás hacer tú con él.
Escribas con una o con las dos manos.
Más detalles del curso aquí:
CÓMO CREAR UNA NEWSLETTER QUE GANE DINERO
Me excita tanto hablar de esto que, si te fijas, he duplicado una cantidad enorme de eles en este email.
Si quieres dejar tu comentario, apúntate:
El newsletter que leen empresarios, abogadas, amos de casa, ingenieros y fruteros por igual
Cada día un email para inspirarte, ¿a qué? A vivir mejor, ser mejor, ganar mejor