En internet es muy fácil dar sensación de tener éxito hasta cuando se vuelve de hacer ejercicio.
O mejor aún, se puede transmitir que no hace falta el ejercicio para tener un cuerpo 10.
O que no necesitamos dormir.
O que vivimos rodeados de lujo, sonrisas y caras bonitas 24x7x365.
Mira, la vida es una serie de sonrisas y lágrimas en las que muchas veces ni siquiera tenemos poder para decir si toca sonreír o llorar.
Y si algo me revienta de la sociedad sobreinformada que tenemos, es la cantidad de desinformación que circula entre nosotros.
Tan malo me parece enseñar solo las sonrisas, como ocultar las lágrimas. Porque parece que el ser humano del siglo XXI no tiene derecho a estar triste.
Y tenemos metido hasta el tuétano que el éxito es algo redondo, pulido y sin defectos.
Tener éxito significa tener dinero, tener respeto, tener una sonrisa y no tener ningún problema ni preocupación.
Siento decirte que, aunque consigas todo lo que te propongas en esta vida, vivirás momentos malos. Te odiarás, te sentirás vacío, perderás personas y cosas y…
Me sigues, ¿verdad?
Lo digo porque, a veces, ya tenemos éxito en nuestra vida, pero esos momentos oscuros nos hacen pensar que el éxito es algo ajeno a nosotros. Algo que nos esquiva y que solo sonríe a unos pocos agraciados que salen en instagram con un deportivo, una morenaza y una sonrisa de oreja a oreja.
Lo digo porque yo también soy de los que, en esos momentos negros como cucarachas, solo veo fracasos y más fracasos.
De eso van los malos momentos de la vida, de ver negros hasta los éxitos más aplastantes.
Y estar aquí sentado a estas horas de la mañana, escribiendo este post, es un éxito.
Saber que mis webs van a dar más dinero del que necesito para vivir, a pesar de que a mí solo me dé para escribir un email como este, es un éxito.
Saber que los momentos malos siempre pasan y haber aprendido lo suficiente como para tener recursos para aguantar hasta que lo hagan, es un éxito.
Haber conseguido que leas hasta aquí, aunque sienta que he escrito el peor post del año, es un éxito.
Escucha, que hoy no quiero venderte nada. Solo quería decirte que no dejes que las sonrisas falsas del internet de la falsedad te hagan sentir frustrado.
Esos que sonríen a la cámara todos los días, se esconderán después para llorar y que nadie piense que su éxito es un éxito vacío.
Y tú tienes tanto derecho a estar triste, como a buscar la forma de que tu vida siga adelante incluso en esos momentos.
Yo lo he conseguido con esas webs de afiliación de las que te hablo, con páginas web sólidas como davidolier o scrivener y con clientes en los que puedo confiar hasta cuando las cosas vienen mal dadas.
¿Y tú?
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