Internet no solo ha democratizado la información.
También ha distribuido gratuitamente la inseguridad.
La falta de confianza en uno mismo.
Y la vergüenza.
–Mark Manson, en El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda
El otro día me reconocieron por la calle.
Fue algo curioso y sorprendente.
Porque me reconocieron por una de mis facetas menos expuestas.
Una faceta que he estado a punto de mandar a la mierda hace poco, porque no estaba obteniendo los resultados que quería.
Porque no está consiguiendo lo que esperaba.
Y porque me expone a un ridículo que solo existe en mi cabeza.
Escucha, que no es la primera vez que pasa.
Hace años, muchos años, quise mandar a la mierda la escritura, mi web de reseñas y todo aquello.
No lo hice porque no tenía otra cosa a la que dedicarme; y luego han sucedido cosas difíciles de creer.
La primera, fue en la Feria del Libro de Madrid de hace muchos años, en la que al acercarme a la caseta de César Pérez Gellida (si no lo conoces, ya estás leyendo algo suyo), el tipo me reconoció.
—Hombre, tú eres el del Rincón de Cabal.
»Tú reseña de Khimera ha sido la mejor que me han hecho nunca, aunque no lo vaya a decir fuera de aquí.
Ahí es cuando la falta de confianza y la sensación de estar perdiendo el tiempo se consumen.
Que luego esa web alcance millones de usuarios, es una consecuencia.
Cuando, años más tarde, un chaval te reconoce por una web en la que no das tu nombre…
Una web en la que no publicas tu cara…
Y te suelta algo como «joder, estoy hablando con alguien famoso», te das cuenta de que cada uno tenemos una percepción muy distinta de las cosas.
Escucha, los proyectos no hay que incubarlos años hasta que sean perfectos.
Hay que planear una estrategia, sí, y hay que prepararlos para el éxito.
Pero no hay que paralizarse.
La única norma que hay que seguir es la siguiente:
¿Dejarías que tu cara y tu nombre acompañase a lo que vas a publicar?
Si la respuesta es que sí, adelante con el proyecto, aunque sea en modo beta.
¿Y si la respuesta es no?
Entonces descubre por qué no.
Qué es lo que no te convence y, más importante, por qué no te convence y qué puedes hacer para remediarlo.
Lo más seguro es que solo necesites una de estas dos cosas:
Tiempo, para mejorar lo que necesitas o adquirir una nueva habilidad.
Dinero, para que otro lo haga por ti.
La tecnología debe ser lo menos importante para ti.
Una mera herramienta para conseguir un fin.
Tengo un newsletter en el que envío un consejo sobre cómo hacer todo esto con éxito.
Cada día lo leen desde jardineros hasta ingenieros, pasando por casi cualquier otra profesión que te imagines.
Incluso médicos.
Empieza el viaje:
Si quieres dejar tu comentario, apúntate:
El newsletter que leen empresarios, abogadas, amos de casa, ingenieros y fruteros por igual
Cada día un email para inspirarte, ¿a qué? A vivir mejor, ser mejor, ganar mejor