Cuando era joven, tenía un amigo con el que no se podía ir por la calle.
O sí, claro que podías.
Pero se pasaba tanto tiempo saludando a otros, que en realidad era como no ir con él por la calle.
Se llamaba Mikel y conocía a todo el mundo.
O mejor dicho, todo el mundo lo conocía.
¿Porque era el tipo más social de la ciudad?
¿Porque iba haciendo amigos allá donde iba?
Qué va, por algo mucho más sencillo.
Pensaba que Mikel era especial y único en su especie.
Pero hay uno como él en cada ciudad.
Casi en cada grupo de amigos.
Hace unos años, cuando me presentaron al marido de una amiga de mi mujer (tranquilo, no voy a convertir esto en una telenovela) fue como conocer al Mikel de donde vivo ahora.
Porque me lo presentaron en un bar, tomando algo, y en los primeros veinte minutos de charla, se acercaron de tres o cuatro personas diferentes a saludarlo.
¿Quién narices era ese Pedro que me acababan de presentar?
¿Alguien famoso?
Pues no, era simplemente el hermano de Fulanito y Zutanito y el hijo de un tipo con un negocio local.
Esto funciona así.
A Pedro lo conoce toda la gente de aquí por dos motivos: ha pasado aquí toda su vida aquí y sus hermanos y sus padres han hablado mucho (y bien) de él.
¿Por qué era difícil andar por la calle con Mikel sin que alguien lo reconociera?
¿Porque llevaba toda su vida en Pamplona?
Y por un pequeño, pequeñísimo detalle más.
Al final, «toda tu vida en XXXXXX sitio» es algo que hace mucha gente y no se convierte en una personalidad.
El truco de Mikel era su forma de ser, tan particular, que hacía que cualquiera que lo conociera hablara de él.
Mucho y bien.
Escucha y escucha con atención.
El posicionamiento orgánico en buscadores, el SEO, el Search Engine Optimization, que suena tan rimbombante, tan elegante y tan complicado, viene a ser lo mismo que esa persona a la que todo el mundo conoce en tu barrio, tu ciudad o tu pueblo.
Es conseguir que otros hablen de ti, que la gente te reconozca y que tengas algo que te haga mínimamente distinto.
Por pequeña que sea esa diferencia, explótala y llévala por bandera.
Busca oportunidades de hablar en casas ajenas, de que te mencionen, de hacer algo mencionable, de…
Hay clientes con los que gastamos mucho dinero para conseguirlo.
Y con otros conseguimos que sean los demás los que llamen a su puerta como locos.
Otro día te cuento cómo hice para que un negocio me pidiera por favor que dejasen de llegarles presupuestos.
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