Ayer mi hijo prefirió quedarse sin postre a dar su brazo a torcer.
A aceptar un pequeño cambio en su gran esquema de todas las cosas.
Tan solo tenía que decir una palabra y tendría su preciado postre.
Pero no.
Para él solo existía el ahora, solo existía el «esto no es lo que yo quiero AHORA», y no podía ver más allá y fijarse en el postre que estaba perdiendo.
Oye, que es su decisión, adelante con ella.
No puedes echarte atrás cuando sueltas un órdago jugando a las cartas, tampoco cuando le prometes algo a tus hijos.
A ver, el chico es cabezón y orgulloso, pero también es listo y terminó cediendo, para poder comerse su flamante postre.
Solo hay que conseguir que te escuche.
Solo… xD
Mira, es curioso saber que el ser humano es egoísta por naturaleza y que nadie haga nada por usarlo a su favor.
Sí, en el caso de los niños tiene mucho que ver su percepción del tiempo, que solo exista el AHORA y no entienda lo que es el LUEGO…
Pero en eso se basa ser egoísta: YO quiero, YO tengo un problema, YO busco, YO, YO, YO…
Cuando somos mayores somos igual de egoístas que un niño, con la diferencia de que hemos aprendido a que no se note.
Tú sigues queriendo lo tuyo, te frustra no conseguirlo y te molesta que los deseos de otros se pongan por encima de los tuyos.
¡Y casi nadie le saca partido!
Porque si la mitad de los que tienen una página web en la que ofrecen algo (productos, servicios, cursos…) usasen el egoísmo a su favor, venderían mucho más.
Pero mucho, mucho.
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