Te aviso desde ya que este correo encierra dos puntos de vista totalmente opuestos.
«¡Hipócrita!»
«¡Vendehumos!»
«¡Chaquetero!»
Llámame lo que quieras si así te sientes mejor, amigo entrecomillado, pero se llama evolución.
Si sigues pensando lo mismo que hace 20 años en todos los aspectos de tu vida, es que no has aprendido nada en ese tiempo.
A lo que voy.
En enero de 2019, aprovechando un periodo de energía inusualmente insana (otro día hablamos de esto, que da para mucho), decidí profesionalizar esto de ganar dinero con páginas web.
No con las de mis clientes, que esas ya me daban dinero, sino con las mías propias.
Por aquel entonces tenía dos webs que daban bastante dinero y quería más.
¡MÁS!
Jod3r, a lo que voy (y ya es la segunda vez).
Entre enero y febrero de 2019 invertí unas 100 horas en programar una web con de todo.
Bueno, no, unas 100 no, fueron 121 horas y 40 minutos exactamente.
Programé cosas tan bizarras, como que la web leyera automáticamente ficheros en Google Drive…
Que extraían información de las bases de datos de tres programas de afiliación distintos…
Y los volcaban en la web.
Escribí posts de 20.000 palabras…
Cuando te digo «de todo», es que programé DE TODO.
¿Y sabes lo más divertido?
Que esa misma web no ha dado ni 1000€ en 4 años.
Vaya fracaso…
¿O no?
La web como isla independiente de mi vida podría considerarse fracasada.
Como la mayoría de las cosas que suceden en esos momentos de energía inusualmente elevada e insana…
NO cumplió con su objetivo de dar dinero.
¿Pero sabes lo que sí hizo?
Abrir la puerta a hacer las cosas bien, muy bien.
A esa web le siguió otra que ni siquiera vio la luz.
A esa le siguió una tercera que facturó todavía menos.
A esa tercera le siguió una que ahora da entre 500 y 600€ cada mes.
Y con esta…
Ahora hay una flota de páginas web que me permiten, si me apetece, dar por concluida mi jornada laboral en cuanto termine de escribir este correo.
O el que te escribiré mañana si te suscribes.
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