He hablado con media docena de emprendedores en las últimas semanas y hay algo que empieza a preocuparme.
Aunque la realidad es que no son media docena, ni ha sido durante las últimas semanas.
Es algo que llevo viendo desde hace una década y que saca del juego a la mayoría de personas que quieren montarse algo por su cuenta.
Y a empresarios hechos y derechos con negocios hechos y derechos.
Nadie se libra.
Es como pensar que Santa o los Reyes Magos te van a llenar de regalos si crees muy fuerte en ellos y te portas bien todo el año.
O como pensar que por trabajar el doble de lo que ponee en tu contrato tus jefes te valorarán tanto que te duplicarán el sueldo.
Escucha, y escucha con los ojos bien abiertos.
El amor y el cariño son tus peores cualidades al emprender.
¿¡¿¡QUÉ COÑO DICES, DAVID!?!?
Lo que oyes.
O lees.
En mi cabeza estos post son una conversación que tengo contigo, por eso te hablo a los ojos y quiero que me mires con las orejas.
El caso es el siguiente.
El amor y el cariño son uno de los motores que mueven el mundo en la dirección correcta.
Hasta en Navidad, por el amor del Monstruo del Espagueti Volador.
Y el amor y el cariño pueden ser un arma fantástica para captar, retener y aportar valor a los clientes.
Lo que pasa es que no podemos ir tirando nuestro amor y nuestro cariño a todo lo que nos rodea.
Te tiran una piedra…
Amor a la piedra.
Te atropellan…
Amor a los bajos del coche.
Te dan una patada en las pelotas…
Amor a esa adorable persona que ha impulsado su tibia contra tus gónadas.
Se entiende lo que quiero decir.
Pues aquí viene el problema, amigo empresario, amigo emprendedor, amigo…
No mires tus negocios con cariño
Y no solo tus negocios.
No mires tus posts, tus artículos ni ninguna pieza de contenido con cariño.
Ninguna página web se merece tu cariño.
Si es que buscas sacarle algo más que el desahogo de escribir toda la mierda que quieres echar fuera.
Pero eso se llama diario público.
«Es que mi página web en la que hablo de bragas para gallinas no funciona»
Llámame loco, pero quizá el mercado te está diciendo que a nadie le interesa ponerles bragas a sus gallinas.
O que aquellos que tienen gallinas no están buscando páginas web como la tuya y lo que quieren es (agárrate, que esta es dura) ganar dinero y no perder el tiempo con artículos chorras.
«Es que he escrito el libro de mi vida, esta súper bien escrito y nadie me compra»
¿Nadie te compra?
¿O es que tú no eres capaz de vender ese libro?
Ya si te enseñase los emails que me dicen esto mismo con faltas de ortografía, sin mayúsculas, signos de puntuación ni separación entre párrafos…
Si una web no funciona.
Si un producto no funciona.
Si tus artículos no funcionan.
Deja de quejarte de que no funcionen, de buscar excusas de que la gente no te quiere y de que estás poniendo todo tu cariño en algo que dominas.
Párate a pensar en por qué no funcionan y, más importante, en cómo puedes hacer que funcionen.
O, fíjate lo que te voy a decir…
Paras el proyecto y te pones a montar uno nuevo con más garantías de éxito.
Aquí te enseño las páginas web (propias y de clientes) que funcionan y que te pueden servir de inspiración.
¿Sabes cuántas páginas web he tirado a la basura en la última década?
El doble de las que han funcionado.
Quizá más.
Se analiza el proyecto, se planifica, se ejecuta parcialmente y… ¿sabes qué viene después?
Se marcan unos objetivos y se evalúa si los consigue o no.
¿Que no los consigues?
Te paras a ver si el coste de lograr esos objetivos merece la pena.
¿Que no lo merece o no lo ves claro?
A otra cosa, mariposa.
No te encariñes de tus web, porque algún día quizá te toque sacrificarlas.
Acuérdate.
O no.
Tengo un newsletter en el que cada día mando un consejo para tener más éxito en lo que hagas.
Y te recordaré esta lección de vez en cuando:
Apuntarse es gratis y desapuntarse también.
Si quieres dejar tu comentario, apúntate:
El newsletter que leen empresarios, abogadas, amos de casa, ingenieros y fruteros por igual
Cada día un email para inspirarte, ¿a qué? A vivir mejor, ser mejor, ganar mejor