Vamos a sentar unas bases importantes entre nosotros.
Vivir en el pasado trae tristeza y frustración y vivir en el futuro trae angustia y ansiedad.
Si sabes de lo que hablo, sabes de lo que hablo.
Si no sabes de lo que hablo, quizá no te hayas dado cuenta o quizá seas una de las personas más equilibradas que hay sobre la faz de la Tie… No, seguramente no te hayas dado cuenta todavía.
Si hoy no tienes tiempo…
No seas vago y lee este email..
Merece más la pena que este curso
(Aunque habrá quien no sepa verlo)
Mira, no te voy a engañar, gran parte del trabajo interior que he hecho en los últimos años es, precisamente, no anticipar cosas que ni han llegado, ni van a llegar, ni revolcarme en la mierda del pasado.
Pero una cosa es revolcarte, compadecerte y mirar con melancolía las cosas que pasaron y otra muy distinta ver la evolución que has sufrido en un periodo determinado de tiempo.
Porque mirar atrás con ganas de aprender y no de juzgar o lamentarse, puede enseñarte cosas de ti que no sabías.
Como, por ejemplo, todo lo que has avanzado en los últimos cinco, diez, quince…, o 21 años.
(Te parecerá que este correo NO es para ti, que es para mí, pero acompáñame en este viaje personal y profundo, porque tiene un final feliz para ti)
¿Sabes dónde estaba yo hace 21 años? Dentro de aproximadamente quince horas y media, para ser exactos.
Pues estaba montado en mi bicicleta, volviendo a toda velocidad hacia mi casa por la carretera, con los cascos puestos (sí, tenía diecisiete años y eso del peligro no iba conmigo) y escuchando una canción muy concreta del grupo Primal Fear a todo volumen.
En mi memoria esos cascos estaban conectados a mi Walkman azul, pero siendo 2002 quizá era un Discman o, quién sabe, incluso un MP3. Los recuerdos nos traicionan, la música no.
Pedaleaba de pie, con energía y el viento golpeándome en la cara y una sonrisa que nacía en una oreja y se perdía en la otra.
No es que fuera un chaval con una sonrisa eterna. De hecho, era bastante melancólico, tristón, serio y encerrado en mí, en el pasado y en lo que podría ser y no era.
Pero aquel día vivía en el presente.
Iba a llegar tarde a casa, me echarían la bronca por hacerlo, y me daba exactamente igual (eso le pasaría al David del futuro, el de ahora iba feliz).
Porque acababa de cerrar el mejor acuerdo de mi vida.
¿Y cuál es el mejor acuerdo que puede cerrar un chaval de diecisiete?
Exacto: una novia.
Una novia que no estaba emponzoñada por mis errores o por las etiquetas que ya me habían puesto, con la que podía empezar un camino nuevo y lejos de esos pasados y futuros que tanto me atormentaban y que tenía una visión de futuro y un propósito muy similares los míos.
Tanto es así, que te escribo estas líneas después de 21 años viviendo, casado y con dos hijos de esa misma novia.
Dicen que somos la media de las 5 personas con las que pasamos más tiempo.
También dicen que la clave del éxito, la libertad financiera y un montón de cosas más son esta o aquella.
Lo que nadie suele decir es que lo más importante es encontrar a alguien con quien compartir tus alegrías y tus miserias.
Alguien que te haga crecer, que te haga querer crecer y que te apoye cuando te derrumbas.
Porque, amigo lector, te vas a derrumbar. Todos lo hacemos.
Lo importante es ponerte en pie, sin lamentarte ni juzgar con odio la piedra que te ha hecho tropezar, y buscar la forma de ser un poquito mejor en el siguiente paso.
Y poco a poco, aunque no lo notes, el camino se va haciendo más fácil.
Tanto, como para que un chaval turbulento y un futuro más negro que los coj**** de un grillo tenga una familia, un propósito, una vida bien construida y un salario que le permite disfrutarla.
Son esos 21 años los que pongo a disposición de cada uno de mis clientes, amigos y alumnos en mis conversaciones, servicios y cursos.
Son esos 21 años los que me llevan a escribirte cada día, desde hace año y pico, y a contarte cómo me gano la vida con esos emails y cómo lo puedes hacer tú.
Porque este curso, cuya preventa termina el 30 de septiembre, no lo he escrito para ti, lo he escrito para la mujer que me acompaña desde hace 21 años.
Saca lo que llevas dentro, empaquétalo y disfruta ganándote la vida por email
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