Vamos a ir al grano, amigo lector, porque no merece la pena perder el tiempo.
Quizá te enterases ayer, quizá te dio igual o quizá ni siquiera lo viste, pero resulta que uno de los actores de Friends murió en su casa a los 54 años.
El más gracioso de la serie y también la persona más compleja y problemática de las 6 que protagonizaban la serie.
(Y eso que podríamos escribir varios ensayos sobre cada uno de ellos…)
Sea lo que sea lo que lo ha matado (un infarto, drogas, un acto voluntario…), lo que ha dicho mi mujer cuando se lo he contado es la lección más importante que vas a aprender.
En tu vida, no solo hoy.
Como se ha levantado antes que yo (ahora que todavía tengo ese hábito pernicioso de revisar notificaciones al despertarme) le he mandado un mensaje:
—Ha muerto Matthew Perry ahogado en su jacuzzi, 54.
A lo que ella, con la cercanía que caracteriza a 21 años de relación, me ha contestado:
—¡Ostia!
Y algo mucho más interesante después:
—Hay que cuidar el cerebro… Muy mucho…
Da igual cuánto éxito efímero tengas, cuánto dinero, cuánto status, cuánto…, de lo que sea que valores en tu vida.
Si no has trabajado tu cabeza lo suficiente como para soportarlo, si no tienes una base sólida como para encarar el resto de lo que tiene que venir, el peso de lo que pongas encima puede llegar a hundirte.
Me da igual el motivo de la muerte de este señor, porque él mismo ha dicho en alguna ocasión que se dejó más de 9 millones de dólares en desintoxicarse o que no recuerda tres de las temporadas de la serie de lo puesto que iba.
Eso demuestra que la base estaba hecha mierda.
No hace falta que seas Matthew Perry, ni que tengas millones, ni que te metas drogas por las orejas.
Si no cuidas tus principios, tus valores, tu forma de tratarte, tu forma de entender el mundo y de vivirlo, el peso de la vida te puede aplastar.
Y te aplasta cuando te va mal, cuando te va bien y cuando te va ni fu ni fa, porque eres tú mismo el que la dinamita.
Por eso te cuento una historia cada mañana. Una reflexión, un aprendizaje, una motivación o lo que toque.
Para que ambos (tú y yo) crezcamos un poquito más y seamos más conscientes de lo que somos nosotros mismos.
Porque las cosas incómodas hay que encararlas de frente, no sepultarlas bajo toneladas de superficialidad, frialdad, sarcasmo, barreras o drogas.
Por eso, a todos mis mentorados les digo lo mismo en la primera sesión. Sea porque quieren disparar su negocio, crear uno nuevo o coger las piezas de su vida y construir algo potente.
«Enhorabuena, ya eres un valiente del 1% solo por el hecho de estar aquí».
Lo mismo te digo a ti, amigo lector.
ENHORABUENA, solo por tener la consciencia propia suficiente como para procesar estas reflexiones cada mañana ya te pone en la senda correcta.
Estoy seguro de que cada día que pase serás mejor contigo mismo.
Go away, now
Hoy no hay enlaces de cursos, porque lo importante no es el dinero, es que te grabes la lección de mi mujer a fuego.
Hay que cuidar el cerebro.
Muy mucho.
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