Llevo años viviendo en urbanizaciones con piscina. No solo donde vivo ahora, sino antes también, en el centro de Madrid.
Aunque eso no era una urbanización, claro, era un bloque de 15 apartamentos por planta y…
Vale, sí, aquella era una bañera grande y no una piscina, pero oye, no son muchos los edificios que tienen piscina en ese monstruo de asfalto.
El caso es que nunca, NUNCA, había visto hacer algo como lo que han hecho este año en mi comunidad.
Atento.
Aquí dentro hay 121 familias diferentes (o más, quién sabe).
Cada una de su padre y de su madre, como bien demuestras ese maravilloso grupo de whatsapp que no le desearía ni a mi peor enemigo.
Escucha, en las urbanizaciones/comunidades anteriores la piscina era casi un elemento decorativo.
Y no solo la nuestra, sino la de amigos y familiares también.
No me preguntes por qué, pero no éramos más de 3 ó 4 familias usándolas.
El caso es que este año mi piscina ha estado a reventar.
Menos en agosto, claro, que ahí daba gusto bajar a nadar por las mañanas.
Cuando digo a reventar, es que es una zona enorme, con una piscina enorme, y daba pereza acercarse del agobio humano.
Así que cuando se acabó la temporada de piscina, ¿sabes lo que decidieron hacer?
Una «fiesta de despedida de la piscina».
Docenas de vecinos se han juntado para organizar una fiesta e incluso pidieron permiso al administrador (no sé si sabes que está prohibido comer en el recinto de las piscinas).
Escucha.
Si alguien me hubiera dicho que se podía organizar una fiesta en una piscina comunitaria llena de vecinos que se llevan bastante mal, te hubiera dicho que es imposible.
Y eso es bueno para ti.
Ahí fuera hay cientos de miles de personas con ganas de hacer cosas que ni siquiera te imaginas.
De comprar cosas que a ti ni se te pasarían por la cabeza.
De darle su dinero a alguien como tú por recomendarles esas cosas.
Triunfar en internet, con un negocio, un servicio, una empresa o una idea es más fácil de lo que crees.
Cada día te cuento algo que te hará ver que no puedes no tener éxito.
Todas las mañanas, sin excepción, antes de tu primer café de la mañana:
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