¿Qué es ser una persona memorable?
Ya sabes, esa que deja huella en los demás y que, por poca interacción que hayas tenido, recuerdas a lo largo de las siguientes semanas, meses o años.
Si las sabes detectar, te será sencillo extraer por qué de ellas te acuerdas y del resto no.
(Y podrás aplicarlo a ti mismo, por dos motivos brutales, uno egoísta y otro no)
Si hoy no tienes tiempo…
Ser memorable no es más que encontrar la pasión que te mueve y transmitirla a los demás.
Si lo haces con esta estrategia, serás imparable
Explicado para que lo entienda una niña de 7 años.
A finales de junio, un viernes, mi hija se encontraba mal y no fue al colegio. Como mi mujer tampoco trabajaba, aprovechamos para irnos a comprar ropa. (La niña, en el fondo, lo que tenía era un cansancio vital por haber estado enferma y necesitaba dormir).
Así que nos fuimos a uno de estos lugares con cientos de tiendas de ropa y, por ende, cientos de dependientes distintos.
En el camino, intenté explicarle a mi hija qué es lo que hago por los demás, por qué y para qué.
Hablamos de transformación, de conseguir gente consciente de sí misma y de lo que busca, hablamos de estos emails y hablamos de marca personal.
«¿Qué es eso de la marca personal, papá? ¿Como las marcas de ropa con personas?»
Le dije que esperase, que a lo largo de la mañana lo iba a entender casi sin explicaciones.
Un poco después, un dependiente de una tienda en particular nos trató de una forma muy especial.
Cercano, amable, se interesó de verdad por lo que necesitábamos, sin agobiar, ni presionar. Nos asesoró más allá de lo que se espera de un dependiente y estuvo charlando con nosotros como si fuéramos viejos amigos.
Hasta nos contó una historia que hacen su mujer y él cada año.
Y al salir de allí, mi hija comentó lo majo que había sido.
—Cariño, ¿de cuántos dependientes del día de hoy te acuerdas?
—De ning…, del majo, ¿por?
—ESO es marca personal.
La historia no acaba aquí.
Tres meses después (hace unos días) volvimos a la misma tienda. Esta vez toda la familia, así que parte de la experiencia consistió en perseguir a mi hijo pequeño entre risas.
Nos atendió otra persona, sin esa magia tan especial, pero al ir a pagar, quien nos atendió fue el mismo hombre.
Se me quedó mirando y me dijo «yo a ti te conozco, ¿verdad?».
Le expliqué que ya nos habíamos visto, semanas antes, pero él insistió en que no, que mi cara le sonaba de otra cosa.
—Tengo un canal de YouTube, quizá me has visto allí.
Mi hija, impresionable como toda niña de siete años, me dijo que era increíble que me reconocieran.
Así que le dije:
—Es increíble, cariño, pero al final me dedico a hacer esto. Lo increíble aquí es otra cosa: ¿tú te acordabas de este señor?
—Claro, fue el dependiente majo del otro día.
ESO es tener una marca personal fuerte.
No solo es que te reconozcan por la calle por tus apariciones en medios, o por las noticias que circulan a tu alrededor o por los logros que has alcanzado.
Es hacer las cosas de una forma especial, tratando de ayudar a los demás de forma genuina y, sobre todo, conectar con las personas que te cruzas.
Y ese dependiente es un maldito maestro de la marca personal.
¿Porque la gente lo recuerda como alguien memorable?
No, porque aplica su pasión a lo que hace, se encuentra bien consigo mismo y lo transmite hacia el exterior.
Y eso, amigo lector, es lo que se recuerda después.
Aprende a coger ese saber hacer, a darle forma con las palabras, y tendrás la combinación del millón de dólares.
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