Todos nos hemos enamorado alguna vez, ¿verdad?
Sobre todo cuando tienes 16 años, las hormonas a punto de reventarte por dentro y el género humano que te rodea está de toma pan y moja.
Y también tienen las hormonas alteradas, llenando paladares y receptores olfativos y…
A ver, que me distraigo.
En ese cóctel molotov de sexualidad desenfrenada, tú y yo teníamos un referente.
O dos, o tres, da igual, el caso es que había ciertos especímenes que teníamos enmarcados como los top entre los top.
En mi caso eran diosas perfectas de las que todo, absolutamente todo, era perfecto.
¿O no?
Mira, hace muchos años, uno de mis amigos expatriados, Iñigo (no el abogado guapo, sino otro distinto) dijo que la mujer perfecta no era la mujer 10, sino la mujer 1.
¿No era al revés?
No, y si eres miope, como yo, entenderás muy rápido por qué.
Quien dice mujer dice hombre, coche, animal o cosa. El qué da igual, lo que importa es lo que viene ahora.
Que algo te parezca atractivo a 10 metros de distancia no tiene mérito.
Que te lo siga pareciendo cuando está a 5 metros, ya es digno de admiración.
Pero si te sigue pareciendo increíblemente atractivo a 1 metro de distancia, es que es en realidad atractivo.
Mira, lo mismo pasa con los casos de éxito que empresas y profesionales te venden en sus páginas de venta.
Cuando los lees, todo parece color de rosa (10 metros).
Luego investigas un poco más, buscando ese curso, servicio o profesional a pelo en Google, y te encuentras con que ya no es tan color de rosa como parecía (5 metros).
Y al final terminas encontrando información real sobre ese «caso de éxito» y te das cuenta que de éxito no tiene nada (1 metro).
A las cifras se les puede hacer decir lo que quieras.
A las gráficas también.
Escucha, que van datos que lo demuestran.
Yo puedo venderte las estadísticas de una de mis academias de tres formas distintas:
- Un 19% más de personas han entrado a leer mi contenido (10 metros, dato porcentual muy positivo sin referencias absolutas).
- 1.000 personas han leído mi contenido en la última semana (5 metros, referencia absoluta bastante pobre si sabes un poco de audiencias).
- Mis visitas han caído un 65% respecto a hace 5 meses (1 metro, el algodón no engaña)
Todo depende de con qué compare los datos, qué ventana temporal utilice, etcétera, etcétera, etcétera.
O puedo coger un testimonio aleatorio de un tipo al que le fueron las cosas muy bien y vendértelo como lo habitual cuando haces mis cursos, sin decirte que han hecho falta 3.745 alumnos fracasados para dar con este tipo exitoso.
La autoridad se demuestra dibujando una imagen clara en la mente de tu lector que no dependa de datos o casos particulares indemostrables o fácilmente rebatibles.
La autoridad se demuestra con pruebas de que dominas el área en cuestión.
La autoridad se demuestra (en el caso de las formaciones) enseñando que tú ya vives de lo que vas a enseñar.
La autoridad no se demuestra cogiendo el caso aislado de una persona que podría ni existir y usándolo para hacerme creer que todo el mundo triunfa con lo que yo vendo.
Yo puedo decirte que Fulanito, que no sabía nada de webs, ha hecho no sé cuánto dinero gracias a los consejos que le envío por correo.
O que Zutanito ha duplicado sus ingresos (y ten en cuenta que pasar de 0,5€ a 1€ ya es duplicar ingresos…).
Y nada de eso importa.
Lo que sí importa es decirte te cuento la forma en la que yo, David Olier, gano la mitad de mi sueldo cada mes.
Y lo que importa todavía más es que, si te interesa el tema, te apuntes y juzgues por ti mismo.
¿Te gusta lo que lees?
Genial, te quedas.
¿No te gusta?
Te vas, y todos tan amigos.
Pero para poder darme una patada en el culo, primero tienes que apuntarte
Si quieres dejar tu comentario, apúntate:
El newsletter que leen empresarios, abogadas, amos de casa, ingenieros y fruteros por igual
Cada día un email para inspirarte, ¿a qué? A vivir mejor, ser mejor, ganar mejor