Si algo tienen las cenas navideñas, es cuñados.
Y un cuñado no tiene por qué ser el hermano de tu mujer.
O el novio de tu hermana.
Un cuñado puede ser cualquiera.
Hasta tú puedes ser un cuñado.
Escucha, que es fácil reconocerlos.
Un cuñado siempre sabe más que nadie de algún tema.
O es el que saca los temas más polémicos para aplastar a sus oponentes con unos razonamientos fuertes, lógicos, duros y cero razonados.
Razonamientos que leyó en una noticia el otro día, o que escuchó en el bar de la esquina, y que ni siquiera son suyos.
Se los ha aprendido y los recita como un papagallo.
Un cuñado es aquel que acaba de descubrir el podcast de fulanito o el newsletter de menganito y los ha encumbrado a la categoría de Dioses Humanos.
Qué éxito tienen.
Qué saber hacer.
Qué discurso…
Les confiaría mi vida, porque lo saben todo de todo.
Lo que ese cuñado no sabe, es que cuando alguien tiene una vida pública, lo que ves no es la realidad.
Es un constructo hecho para tus ojos.
Que apuntala sus intereses (los del Dios Humano) para parecer superior a ti y para que le confíes tu vida.
Y tu dinero.
Por eso tienes que tener siempre presente que la magia no es lanzar rayos por los ojos, es distraer con una mano mientras con la otra haces un cambio de cartas.
Por eso aquí trato de esforzarme en darte una visión más o menos global de cómo funciona el mundo de los negocios digitales.
Con éxitos y fracasos.
Por eso te digo que el David Olier que te envía estos correos es un personaje.
El de verdad es mucho mejor.
Está lleno de luces, de sombras y de opiniones tan polémicas como para destruir una cena de Nochebuena sin que nadie se dé cuenta.
Un cuñado más.
Con la diferencia de que detrás de hay 9 negocios que funcionan y tantos clientes satisfechos que ahora también hay una agencia de marketing.
El nombre te lo diré dentro de poco, cuando firme la constitución de la Sociedad Limitada.
Por ahora te puedo decir que esos 9 negocios y los 97 clientes con los que he trabajado en los últimos años son los que han dado forma al método que te enseño cada día en mi newsletter.
¿Qué newsletter?
Este newsletter
Uno en el que te enseño las tripas de cómo un ser humano roto puede transformarse, simplificar, evolucionar y crecer hasta un éxito que ni te imaginas.
Porque si alguien me hubiera preguntado cómo me veía yo dentro de unos años cuando empecé este proceso…
Ni de coña me hubiera imaginado algo tan grande.
Y ahora que lo veo todo desde aquí arriba, sé que a tu mayor enemigo lo puedes vencer con lo que cuento cada día.
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