Soy un tipo duro de mollera.
No es que sea tonto (en realidad tengo papeles que demuestran lo contrario), es que necesito un grado muy alto de convencimiento para decidir que algo funciona o no funciona.
Y por triste que parezca tardo menos en convencerme de que no tengo razón a cuestionar que los demás sean los que no la tienen.
No porque crea que los demás son mejores que yo, sino porque pienso que hay variables que no estoy teniendo en cuenta. Factores adicionales, condiciones externas no replicables, matices…
Ya sabes, cuando haces tus propios experimentos controlas TODOS los factores, pero cuando lees las conclusiones de otros… No tienes la foto completa. Y por muy completa que la veas, sigo pensando que hay algo que no he tenido en cuenta.
Total, que la he cagado.
Y no una vez, sino varias.
Durante mucho tiempo.
Hace un año cambié la secuencia de emails que enviaba para conseguir ventas del infoproducto de una de mis webs. Cogí la secuencia de un tipo al que estuve pagando mucho dinero el año pasado para aprender.
Cuando terminé 2022 con un 18,67% menos de facturación que en 2021, debería haberme dado cuenta de que algo no iba bien. Pero decidí confiar en el «experto» y refinarlo un poco más.
¡Tenía que estar haciendo algo mal! Ese hombre factura una cantidad absurda de dinero y las empresas y empresarios se pegan por acostarse con su cerebro.
Algo se me escapaba…
Así que mejoré la secuencia y le di otro margen de tiempo.
El resultado es que, con los datos que he acumulado en 5 meses, este año he perdido un 23% respecto a la facturación de 2022.
Es decir, casi un 40% menos de facturación que hace dos años, cuando usaba mi propia estrategia, mi propia secuencia y mi propia comunicación.
Que podrás decir:
—Hombre, David, es que él es el EXPERTO, lleva años haciendo esto, sabe más, escribe mejor, tiene…
Te lo diré de otra forma.
Hace dos semanas que deshice los cambios y volví a poner mis propios emails. Los originales, los que llevo usando desde 2019. El resultado es el siguiente:
- +25% con respecto a abirl
- +80% respecto a marzo
- +65% respecto a febrero
Con esto no quiero decirte que no puedas fiarte de nadie en internet. Faltaría más. En la red de redes tienes profesionales increíbles que enseñan conocimientos brutales que te costaría años adquirir por tu cuenta.
Lo que sí tienes que tener muy presente es que las recetas no funcionan y las verdades absolutas no existen.
Prueba, mide y toma tus propias decisiones. Porque las palabras pueden mentir, pero los números no lo hacen.
(Eso sí, intenta tardar menos que yo en tomarlas….)
Por eso tus compañeros suscriptores que han visto este vídeo están tan satisfechos.
«¿Porque no te enseña nada?»
No, cabr…, digo, amigo entrecomillado. Porque no es una receta. Es una guía para construir la tuya propia. Basado en 9 años de experiencias, tropiezos y éxitos, para que tomes tus propias decisiones y encuentres tu propio camino.
Todos los detalles aquí:
Los más avispados verán que es una landing page de mierda.
Los que me conozcan desde hace varios años verán que no es la típica landing que suelo hacer.
Pero lo que importa no es lo que dice esa página, sino la transformación que supone escuchar el mensaje que contiene.
Y no es que lo diga yo, es que lo dice Izaskun:
Tengo las neuronas en modo centrifugación, sugiriendo y descartando ideas porque como bien dices, nosotros somos nuestro propio enemigo. Cada vez que descarto algo, me obligo a pensar en [secreto del audio]
Bueno, toda esta chapa para decirte que gracias una vez más por ser natural y honesto. Por distanciarte de los y las vendehumos que te destrozan. Y por descubrirme que detrás de la maleza, hay campo pá aburrir.
No te acostumbres, pero aquí va el enlace otra vez, por si estabas ciego antes o tienes una parte de la pantalla rota y no te dejaba verlo:
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