El otro día dijeron de mí en una conversación que había tenido la suerte de llegar a donde estoy.
Era una conversación entre amigos y la persona que lo dijo me guiñó un ojo conforme lo decía.
Porque ella sabe que de suerte, mis cojones.
Ella, mejor que nadie, nos ha conocido a mi señora y a mí desde un poco antes del punto de ruptura que nos disparó al éxito que tenemos ahora.
Es una mujer muy lista a la que admiro profundamente y antes de abrir la boca para decir algo, me paré a ver por qué lo estaba diciendo.
Lo que estaba haciendo era subir la autoestima de un tercero que, siendo honestos todos con nosotros mismos, sí ha tenido suerte.
Porque llevaba años sentado esperando a que algo bueno pasara en su vida.
Y ha tenido la suerte de que pase, no ha trabajado directamente por conseguirlo.
Escucha, yo no te voy a engañar, llegar a donde estoy yo no se llega por estar sentado en una silla esperando.
Se llega por estar en una silla aburrido.
¿Aburrido?
Aburrido, sí.
Cuando estás saturado de trabajo, de obligaciones, de formaciones, de ideas, de…, de lo que sea, tu cerebro trabaja y trabaja sin pararse un momento.
Eso hace que la rueda gire, sí, pero no hace que el camino sea el mejor.
Es cuando tienes el cerebro al ralentí, en modo stand by, cuando surgen las ideas felices, las ideas de cambio.
Escucha.
Vivimos rodeados de ruido, de estímulos y de gente diciéndonos que hagamos, hagamos y hagamos cosas.
Pero cuando sales de esa rueda y consigues dar un paseo sin escuchar música, un podcast o hablar por teléfono, tu cerebro se desoxida y empiezan a surgir ideas.
O cuando te das una ducha, o te metes en la cama… La cuestión está en frenar el cerebro.
¿Sabes por qué la mayoría de las páginas web de empresas y profesionales no funcionan?
Porque se olvidan de lo que quieren conseguir y lo llenan todo de ruido.
En lugar de ayudar al cerebro de sus lectores a emprender el camino que ellos necesitan, les llenan los ojos de luces y colores que los distraen.
Da igual que seas un niño, un adulto responsable o uno irresponsable: las luces y los colores nos distraen a todos.
Y hay quien mete hasta música y sonidos en la ecuación.
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