Hay lecciones de vida que se aprenden saliendo a la calle, conociendo gente y haciendo cosas.
Otras se aprenden tumbado en la cama.
O sentado en la mesa del desayuno.
Lo que pasa, es que necesitas unos ojos especiales para verlas.
Esta semana ha sido complicada en casa de los Olier.
Los niños están cansados, irascibles, están durmiendo mal, teniendo pesadillas…, y otras muchas cosas que han roto el patrón de sueño de esta familia.
Estamos todos MUY cansados.
Cosas del otoño, supongo.
Cuando eso pasa, escribir estos emails se vuelve algo largo y complicado y termino desayunando más tarde de lo habitual.
Mi hijo, que suele desayunar siempre conmigo, justo se estaba yendo de la cocina.
Y cuando estaba en el pasillo, le oí hablar con su madre.
—¿Qué le pasa a papito?
—Nada, cariño, que está muy cansado, no está durmiendo bien.
—¿Y por qué no se mete otra vez a la cama?
Ahí estaba yo, con mi café descafeinado, la cabeza apoyada en una mano y una sonrisa boba en los labios.
Y es que es tan simple que asusta.
Si estás cansado, rindes peor, trabajas más lento, trabajas menos y estás más horas calentando silla.
Pero si haces caso a mi hijo de 4 años y, en lugar de darte de cabezazos contra la realidad, te metes a la cama (o al sofá) un par de horas…
(un par de horas que no marcan mucha diferencia: de 7:30 a 9:30)
Consigues que las demás horas del día fluyan con mucha más suavidad, rapidez y eficiencia.
Porque a veces nos olvidamos de las respuestas sencillas y nos dedicamos a poner parches que fastidian los problemas de mañana.
¿Estás cansado? Toma café.
¿Sigues cansado? Bebida energética.
¿No llegas a lo que tienes que hacer? Trabaja dos horas más y duerme dos horas menos.
Y al final nuestra cabeza echa el freno como puede. Con una gripe, una crisis o una falta crónica de ganas y energía.
Así que te escribo esto a las 10:00 de la mañana, después de haberme echado una siesta reparadora que no debería haberme echado.
Sabiendo que tengo energía para el resto del día.
Y sabiendo que esta noche podré acostarme a la misma hora de siempre, para poder levantarme mañana a la misma hora de siempre.
Sin una sobredosis de cafeína, taurina y otras sustancias del averno.
Nunca desprecies una solución por su simpleza.
He grabado un audio para ti.
Encierra una verdad muy simple, explicada con 7 ejemplos y aterrizada en un método de 7 pasos.
Y es que tú, tu vecino, tu madre y cualquiera pueden generar un patrimonio gracias a sus conocimientos y habilidades.
¿Cómo?
Te lo cuento aquí:
Hecho es mejor que perfecto, pero hazlo
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