Hoy la cosa va de ligar.
Y vas a aprender una de las cosas más esenciales que hay en esto de montar un negocio por internet.
La chica es preciosa, tiene una sonrisa con la que ilumina el bar en el que estáis y una mirada viva que conecta con la tuya más rápido de lo que Hacienda te cobra tu primera cuota de autónomo.
Parece divertida, llevas un rato observándola y es ella la que mueve a sus amigos, la que primero se ríe y la más sincera al hacerlo.
Tú pensabas que te gustaban rubias y de ojos azules, pero esta chica morena de ojos marrone te demuestra que estabas equivocado.
¿Qué es lo que vas a hacer?
Te levantas de donde estás y aprovechas que está pidiendo en la barra para acercarte.
Estás nervioso, por supuesto.
¿Quién no lo estaría?
Te pones a su lado, haces un gesto al camarero para que parezca que estás ahí por casualidad y recoges las piezas de valor que tienes desperdigadas por tu mente.
Ella te mira, con esa sonrisa sincera y esos ojos tan vivos, y tú te lanzas al vacío.
–¡Hola! Me llamo… Da igual cómo me llamo, lo que importa eres tú, ¿cómo estás?
Y extiendes tu mano.
La intensidad de sus ojos aumenta y tú te pierdes todavía más en su interior.
Los segundos que tarda en responder se te antojan eternos, pero aguantas estoico hasta que abre la boca y dice:
–Descarga gratis el informe más completo sobre…
»Tan solo tienes que darnos el email y….
Ya puede ser Claudia Schiffer, o la modelo que sustituya a Claudia en un dicho como este, que te han jodido la experiencia.
Giselle Bundchen por ejemplo…
Me parece a mí que llevo un par de décadas de retraso en esto de la moda.
Da igual quién sea.
Tú querías conectar con un ser humano y te responde una máquina automatizada que destroza cualquier buena experiencia que fueras a tener.
Escucha.
Esto te puede parecer un ejemplo absurdo, pero así es como tus usuarios viven que les metas un pop-up por la garganta cada vez que entran a tu web.
Sí, algunos te darán su email porque quieren a la chica guapa que hay detrás.
Pero la chica guapa que hay detrás ya no tiene forma de recuperar su confianza, diga lo que diga.
Así que la conversación se apagará rápido, te irás con tus amigos y ella seguirá paseando por el local a ver si algún incauto más pica y le da su correo electrónico.
Si en lugar de metértelo por el gaznate, habla contigo, te seduce y cuando llega el momento de despediros te ofrece la oportunidad de intercambiar emails…
Entonces sí que se lo das de buen gusto.
E incluso volverás a buscarla al día siguiente.
Y al otro…
Y al otro…
Y quizá un día os acostéis y los dos quedéis satisfechos.
Mira.
Tener una página web es lo mismo que ligar, poligamia de por medio.
Cada usuario se tiene que sentir especial, necesita vivir una experiencia y por nada del mundo debes meterle un bate de beisbol por la garganta y obligarle a pasar por ahí si quiere seguir con su experiencia.
Porque se va a pirar.
Sutileza, amigo, sutileza.
¿Quieres datos forzados de usuarios cabreados?
¿O emails escritos con un corazón detrás de usuarios enamorados?
En eso se basa el diseño web inteligente.
En contarte una historia que te entretenga, te dé un consejo tan práctico como útil, y cuando te hayas terminado la copa…
Te cuento que tengo una newsletter en la que doy consejos para que tus proyectos en internet lleguen más lejos y a más gente.
Entrar es gratis y darse de baja también, pero mientras estés dentro aprenderás una cosa cada día:
Y te pido el email sin un pop-up molesto y asqueroso
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