Ayer me escribió uno que leyó mi post de ayer llamándome mentiroso.
Es tan surrealista, que voy a dedicarle otro post entero a responder.
El ataque tiene dos partes. La primera es algo así:
«¿Cómo pretendes que te creamos si escribes tus posts a las 6 de la mañana diciendo que estás tumbado en la playa?»
A ver, haber, ha ver, ha ber, aver, aber, haver…
Te voy a contar un secreto que pensaba que era un secreto a voces.
Yo me levanto todos los días muy pronto para escribirte un post, eso es cierto.
Pero nunca te mando ese post el mismo día que lo escribo.
A veces escribo uno, a veces escribo tres, a veces lo que escribo me parece una mierda y nunca te lo publico.
Y a veces te escribo tumbado en la playa, desde el móvil, y la madrugada siguiente lo edito y lo pongo bonito para enviártelo.
Para eso existe la opción de programar los envíos.
Para tener varios en la reecámara en caso de que, a diferencia de hoy, no te escriba algo tan urgente como para enviártelo el mismo día.
Como hoy.
La segunda parte del ataque iba centrada al hecho de que esté en la playa escribiendo un post.
Si predico una vida de ganar dinero sin tener que estar pendiente, ¿por qué te escribo incluso estando de vacaciones?
Muy sencillo.
Porque me gusta.
Porque he adquirido un compromiso contigo y el resto de los miles de lectores que entran aquí cada día.
Y sí, porque también gano dinero.
Pero fíjate en una cosa, en una cosa que te dije ayer, o anteayer, o… no sé, no me acuerdo del día.
En mis libros de cuentas los ingresos que genera esta web concreta aparecen como un extra, no en la columna de ingresos principales.
Vale que es un extra bien jugoso, pero no lo considero mi fuente de ingresos principal.
Y, oh sorpresa, mis webs sí que están dando dinero conmigo tumbado en la playa y sin hacer nada por ellas.
En fin, que ya te he dedicado más tiempo del que debería, Lorenzo.
Menos buscar detalles para menospreciar a la gente y más buscar la forma de ganarte tú la vida.
Yo si quieres te enseño la forma en la que partí desde cero y levanté el imperio del que vivo hoy.
Y gratis, para que luego digas:
Para leer en la playa y, si quieres, ganar dinero
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