Iba a escribirte un email muy largo contándote mis peripecias por dos clínicas dentales y una cirujana maxilofacial, pero he decidido que la historia en sí es solo carnaza para desahogarme por el hecho de que me tienen que quitar 4 muelas a mis casi 40 años y que te importa más bien poco.
Así que voy a ir a lo que sí que te importa.
El ser humano cree que es un ser racional, cuando en realidad somos el animal más emocional y absurdo de la creación.
Cosas de un gran cerebro lleno de partes emocionales que se engañan a sí mismas.
Por eso, cuando no nos gusta la conclusión a la que llegamos, solemos empezar a pedir opiniones ajenas.
¿Y sabes lo que pasa con las opiniones?
Que son como los culos.
Cada uno tenemos el nuestro, ninguno es igual a otro, no tiene por qué gustarte y encima todos apestan.
Así que ponerse a buscar opiniones es la mejor manera de no tomar ninguna decisión y de conseguir lo contrario a lo que buscas.
«¿Y qué es lo que busco?»
La tranquilidad de una decisión bien tomada, amigo entrecomillado.
Lo que pasa, como hablaba con mi amiga Mónica hace poco, es que las decisiones no se firman con un cuchillo en tu propia carne y las puedes cambiar si no te convienen.
Aunque de esto hablaremos en otro momento.
Lo importante es que saber que las decisiones no son definitivas es algo que aprendes con los años y que no todo el mundo aprende.
Por eso hay tanta competición por ser el primero que encuentre el resto del universo cuando busca «comprar mejor cafetera».
Porque el primero se lleva el gato al agua.
¿O no?
Agárrate los machos o las machas, porque esto que viene ahora es complicado
No te pones primero y luego te llevas el premio gordo.
Pero ni en el SEO, ni ningún aspecto de tu vida.
Te pones el primero porque te llevas el premio gordo.
El matiz es tan sutil como importante. Y aún tiene otro matiz más complicado de aceptar, como es que ser segundo o tercero puede ser casi más jugoso que el primero. Aunque eso lo dejaremos para otro día.
Lo que importa es que seas profesional, honesto, sincero y que consigas transmitir confianza a quien te lee (o te escucha).
Lo que importa es que, de todas esas miles de opiniones que vas a encontrarte ahí fuera, des con aquella que te transmita algo que las demás no pueden.
ESA es la verdadera clave del asunto.
«Ya, claro, ¿y cómo pretendes hacerlo?»
Suena difícil, ¿verdad? Pues no te voy a decir lo contrario.
Lo que sí te puedo decir es que hay una forma de conseguir transmitir eso desde el primer minuto y conseguir que los lectores confíen en ti.
Porque sabrán que tienen que hacerlo.
Te lo cuento aquí, en la primera clase de todas
Así, cuando tres profesionales te den opiniones distintas, tú escogerás al que más confianza y seguridad te transmita.
Como he hecho yo con el dentista.
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