Llega septiembre y empiezan los llantos.
Que si quiero volver a la playa.
Que si no quiero ir a la oficina.
Que si el trabajo me amarga la vida.
Que si…
Que si…
A ver, haber, aver, aber haver…
No te voy a decir que septiembre sea mi mes favorito del año, pero el pobre septiembre me recuerda al lunes de los meses.
Uno al que todos odian y nadie respeta.
Y eso que mis motivos para desconfiar de septiembre no tienen nada que ver con el trabajo.
Si no odias septiembre, si te gusta volver al trabajo, si disfrutas con un buen lunes, no sigas leyendo.
Este post no es para ti, porque tú ya has alcanzado un equilibrio vital que el resto debería envidiar.
En serio, puedes irte, esto no te interesa.
Salvo que quieras regodearte en los que sí que odian septiembre.
Porque si odias septiembre, los lunes y las vueltas al cole, tengo algo que decirte.
Tu cuerpo ya se ha dado cuenta de algo.
Se ha dado cuenta de que los días son más cortos.
Las temperaturas bajan.
Las tareas que dejaste para después del verano… siguen ahí esperándote.
Hay más coches y más atascos…
Y tu jefe está tan cabreado de volver al trabajo como tú.
Es el mal llamado síndrome postvacacional.
Y digo mal llamado, porque terminar las vacaciones no es el problema.
El verdadero problema no está en volver a trabajar en septiembre, está en darse cuenta de que te quedan otros 11 meses más por delante aguantando los mismos atascos, las mismas tareas, los tuppers recalentados y la falta de ilusión.
Mira, te voy a decir dos cosas:
1)
Sea septiembre, agosto o enero; haga frío o calor, yo seguiré escribiéndote cada día una historia para que veas que es posible dejar esa vida atrás y disfrutar de todos los meses del año.
O mejor dicho, una vida en la que todos los meses son igual de buenos o igual de malos.
2)
El verdadero cambio está en cómo te enfrentas al trabajo.
Porque el trabajo no es un ancla que lleves clavada al cuello. Es un collar que puedes cambiar cuando quieras y que llevas puesto por voluntad propia para conseguir algo a cambio.
Empieza a mirar más allá y busca opciones en el horizonte que te motiven más.
No desprecies el poder de la motivación.
He visto a gente cambiar un collar de plata por uno de acero con pinchos que está más feliz que antes.
A mí me motiva empezar nuevos proyectos, así que te invito a comenzar un proyecto propio.
Y te envío ideas y consejos cada mañana para mejorarlo:
¿Dónde? Aquí:
Lo importante es construir alternativas que te motiven a empujar cada día más y que hagan que se te olvide eso de septiembre o lunes.
Hoy es un día más, de un mes más.
No tiene nada de especial o lo tiene todo de especial, pero no es porque se terminen las «vacaciones».
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