Desde hace años tengo problemas con los que llamo «personajes perfectos».
Ese tipo de personaje de una película, serie o libro que siempre sabe qué hacer. Siempre tiene la solución y nunca hace, dice o piensa nada mal.
Seguro que se te ocurren varios ejemplos. Personajes tan precisos y perfeectos que te dan ganas de partirles la cara.
Si a esto le sumas lo que te conté ayer del gran problema que hay en decir que alguien es genial sin demostrarlo, entenderás lo que voy a contarte ahora.
Atiende.
En la serie que estoy viendo, The Orville, les ha dado por caracterizar a uno de los personajes más cómicos como a un genio.
Han decidido que, de cara a tener un giro inesperado, esa persona tiene las capacidades intelectuales más elevadas de toda la nave.
La misma persona a la que llevan pintando como a un payaso durante una temporada entera.
Payaso en plan mal, ¿eh? Chistes malos, bromas pesadas y pésimas…
Lo peor no es eso.
Lo peor es que han decidido que, sin pruebas, sin preámbulos, sin nada que apoye esta tesis (como alguna escena suelta en capítulos anteriores que dejen ver que quizá no es imbécil del todo), van a meternos por el gaznate que es en realidad un genio.
Y lo han hecho fatal.
Que si oculta su faceta de genio porque, cuando era pequeño, la gente llevaba mal que siempre tuviera razón.
Que si, aunque es navegante, ahora sabe de física cuántica y materia oscura como si fuera un físico relativista.
Que si, sin ambición alguna ni formación en liderazgo de equipos, pueden ponerlo al mando del departamento de ingeniería y salvarlos a todos de un evento estelar tan raro que nadie conocía.
Que si…
No voy a entrar a explicarte por qué me parece tan horrible caracterizar así a una persona con altas capacidades, pero sí voy a decirte por qué es importante para ti entender cómo este personaje puede ayudarte a dar una imagen mejor de ti mismo.
Mira, ser listo, ser capaz, ser profesional, no es cuestión de tener siempre la razón.
De conocer todas las respuestas.
Se trata de aceptar justo lo contrario: que no tienes la razón, ni conoces todas las respuestas.
Se trata de usar tus propios defectos e inexperiencias como bandera y usarlas.
Si es que podríamos hacer una charla TED con esta idea como eje y el público aplaudiría entusiasmado.
En fin, a lo que voy.
Para que una web triunfe no la tienes que vender como la única, la inigualable, la mejor, la perfecta…
Porque, ¿sabes qué? El usuario conocerá otras 20 alternativas igual de perfectas que tú
Y por eso casi todas las webs de afiliación huelen a rancio.
«Mejores Cafeteras», «Gaming TOP», «Todo Streaming», «TodasTusNecesidadesResueltasAquí»…
No me vendas que tu web es la más lista, enséñamelo.
Cuanto más tangible, real, cercano y humano sea la web, el texto y quien está detrás, mejor le irá.
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