Voy al grano.
No quiero engañarte, así que seré muy sincero contigo.
Como siempre, en realidad.
Si eres Sara, ya sabes por qué te digo esto, aunque me da a mí que ya no estás con nosotros.
Escucha.
Mentir es el preámbulo para perder la confianza de los demás.
Bueno, no, mentir no, mentir y que te pillen, pero eso es otra discusión en la que no entro.
Algunos no valemos para llevar la cuenta de todo lo que sale por nuestra boca y «mentir» y «que te pillen» son conceptos que van unidos.
Así que, gracias a Sara, que me ha hecho notar que mis «mentiras» son tan evidentes que mi valor como SEO, consultor, diseñador y empresario está en torno a cero y negativo, voy a explicarte algo muy sencillo.
Sencillo, pero jodido de entender por lo visto.
Desencérate las orejas y enjuágate los ojos, que esto va a ser difícil.
Siempre te digo que escribo un email cada día y que envío un email cada día.
Hasta aquí fácil, ¿verdad?
Pues agárrate, que ahora vienen las curvas que te van a dejar sudando y planteándote si la vida es real o es un constructo tipo Matrix al que está conectada tu mente.
El email que escribo cada día no suele ser el que recibes ese día.
Siempre tengo programados varios correos en esta lista de suscripción.
Me gusta que sean al menos 7, por si ocurre algún desastre, pero oscilan entre 3 y 10.
Eso significa que normalmente lees mis emails con algunos días de retraso con respecto al día que lo programé.
Pero además hay otra mentira escondida en esto de las listas de suscripción, de las newsletters.
Por cierto, ¿sabías que puedes decir «el newsletter» y «la newsletter» sin estar equivocado?
En inglés se llama igual a dos cosas que en español son distintas.
Por un lado tienes LA newsletter, la lista de suscripción, a donde envías EL newsletter, el email diario o boletín.
Por eso me verás hablar del newsletter y de la newsletter y por eso hay gente que me pregunta por qué mantengo esa incongruencia.
Pues bien, ahora ya sabes que no es incongruencia y que detrás siempre hay un motivo.
A lo que iba.
Solo envío en el día los emails que escribo por motivos especiales o de respuesta a emails que me puedas mandar tú.
Por ejemplo, el que te envié el día de Navidad.
El meme de Hans Gruber no se debe mancillar ningún día que no sea 25 de diciembre.
Y por eso hoy, día 27, te escribo y te envío este correo.
Porque Sara debió salir muy tocada de la comida navideña y en la resaca del día 26 decidió dedicarme cuatro lindezas al respecto de la honestidad y la moral.
Espero sinceramente que te encuentres mejor, Saraa, y que hayas sudado todo ese alcohol y resentimiento que se acumula a veces en estas comidas familiares.
A ti, querido lector, quiero decirte que te he mentido.
No en lo de que recibes un email que quizá he escrito otro día.
Sino en eso de que «escribo un email al día».
En realidad nunca escribo 1.
Como mínimo empiezo 3.
Bien sea porque apunto ideas que surgen ese día o porque no me gusta cómo ha quedado el primer email.
Por eso tengo una carpeta que se llama LISTOS que tiene unos 74 emails que podría enviarte ahora mismo.
Más otra carpeta llamada BORRADORES que ni siquiera voy a contar.
Espero que no te haya ofendido esta «mentira» impía y descarada.
Si lo ha hecho, entenderé que te vayas de esta newsletter y dejes de recibir estos newsletters.
Si sigues adelante, tienes que saber que cada día leerás un email mío…
Aunque ese email pudo haber sido escrito ayer…
Antes de ayer…
Hace cuatro días…
Siete…
Pero que ni uno solo he dejado de escribir.
Que es lo que me ha permitido llegar hasta ti y terminar este año con más satisfacciones que en los 8 anteriores.
¿Por qué?
Tengo un newsletter en el que te cuento por qué:
Te apuntas y te enteras
Hay quien no puede desayunar sin leerlo.
Hay quien lee uno y me escribe para insultarme.
Lo que está claro es que todos tienen alguna opinión fuerte al respecto.
Si quieres dejar tu comentario, apúntate:
El newsletter que leen empresarios, abogadas, amos de casa, ingenieros y fruteros por igual
Cada día un email para inspirarte, ¿a qué? A vivir mejor, ser mejor, ganar mejor