Se acaba el año y llega el momento de hacer algo muy entretenido.
¿Abrir un calendario de adviento?
Eso también, sobre todo si tienes hijos y trae chocolate.
O si es de LEGO y eres un fanático de los LEGO.
De la línea de Star Wars, claro, no de la de Harry Potter.
No, a lo que me refiero es a eso que llaman «cerrar el año».
Que no es más que una forma molona de decir que vas a repasar con quién has trabajado este año, cuánto has ganado y cuánto has gastado.
¿Sabes qué es lo que he encontrado?
Una coincidencia.
Algo que muchos clientes han hecho igual de mal y que a mí me ha traído mucho dinero.
Algo que tú seguramente hagas o harás mal en algún momento.
Algo que si te dijera, me haría perder clientes el año que viene.
Así de jugoso es el tema.
Mira, que da igual que seas hombre o mujer.
La cagada es la misma.
Y es pensar con lo que tienes entre las piernas.
Algo que se calienta, te da placer y, por encima de todo, te nubla el juicio.
Da igual que trabajes para una empresa de música, un SaaS tecnológico, vendas zapatillas, decores interiores o lleves una asociación para mujeres con enfermedades raras.
Eso del negocio falocéntrico no es solo cosa de hombres hormonados.
De hecho, según mis estadísticas, el porecntaje de mujeres con las que he trabajado y la ha cagado en esto es ligeramente superior al de los hombres.
Escucha, a ver si te suena.
- No puedo pedir más de 10€ porque mi cliente no lo va a pagar.
- No hay público para la opción más cara, hay que potenciar la del medio.
- Mi público objetivo solo quiere esto, no esto.
- Yo no lo compraría, así que no lo vendo.
Y un montón más de tonterías que nos llegamos a creer.
Escucha con atención.
Tú no decides qué es lo que quiere tu cliente.
Tú no generas una necesidad en ese cliente.
Lo que haces es encontrar a las personas que necesitan lo que ofreces.
A las que eso que tienes les aportaría tanto valor que estarían dispuestos a pagar lo que fuera.
Cuando cambias el chip, te das cuenta de que no solo puedes pedir mucho más que 10, sino que puedes darles muchos menos extras y ganar más dinero.
¿Que en qué fallan la mayoría de las empresas y emprendedores que me contratan?
En dar por supuesto qué es lo que quiere su cliente y cuánto están dispuestos a pagar.
En presuponer lo que necesitan, cómo lo necesitan y en no atreverse a pedir u ofrecer lo que ellos quieren en realidad.
En no pedir 100 y solo 100 y añadir una opción de 70 y otra de 50.
Porque nadie va a pagar 100 por…
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