Que Navidad empiece con la misma letra que Niños no es casualidad.
Y no me refiero a algo tan profundo como que la Navidad despierte al niño que llevamos dentro.
Deberías tener a ese niño presente todo el año, my friend.
/— Spoiler —/
Esto no va de que reflexiones sobre tu vida y tu yo interior.
Esto va de cómo vender mejor cualquier cosa a cualquiera en cualquier página web.
Llámalo neuromarketing si te gustan los términos rimbombantes.
/— Fin del spoiler —/
A lo que iba.
Me refiero a los niños de verdad.
Los que miden menos de metro veinte, pesan menos de 25 kilos y tienen menos de 8 años.
La Navidad para ellos es como una fiesta con barra libre de drogas para los mayores.
Mires donde mires, tienes cientos de opciones para saltarte las reglas y meterte algo en el cuerpo que, en el fondo, no te va a hacer demasiado bien.
Y no solo me refiero a lo obvio.
Chocolate, turrón, polvorones, refrescos…
Total, como es Navidad, da igual que el niño se alimente a base de azúcares procesados y salchichas.
Me refiero también a lo menos obvio.
A que de un día para otro se destruyen las rutinas, las normas y aparecen cientos de distracciones nuevas.
Da igual que le digas a la familia que el número máximo de regalos es X.
O que solo 1 regalo por núcleo familiar.
O que…
El niño, de pronto, se encuentra con 20 opciones de juego distintas.
20 cosas tan chulas y molonas que no sabe por dónde empezar.
¿Y sabes qué es lo que suele hacer un niño promedio?
¡Exacto!
Jugar con algunas de esas cosas el día que se las regalan…
Y olvidarlas para siempre.
O mejor, actuar como un gato.
Desechar el regalo y jugar con la caja.
Un clásico.
¿Eso pasa porque a los niños no les gustan los juguetes?
NO
Eso pasa porque les llegan demasiadas opciones.
En cuanto tienen más de 3 opciones entre las que elegir, las cosas se van al garete.
Y con 3 es casi seguro que una de las opciones ni la van a mirar.
¿Y por qué esto es importante?
Porque tú, por mucha edad que tengas.
Por mucha experiencia y madurez creas que tengas.
En el tema de las opciones también eres un niño.
¿El secreto?
No es culpa de ser niños, sino de cómo funciona nuestro cerebro.
Porque nuestro cerebro es vago por naturaleza y quiere atajos.
Si le das 2, elegirá muy rápido.
Si le das 3, descartará una muy rápido y le costará un poco más decidir cuál de las otras se queda.
Si le das más…
Ahora con este superpoder haz lo que tengas que hacer.
Yo, para hacer honor a lo que acabo de enseñarte voy a hacer lo propio.
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