El otro día me hicieron notar que llevo engañándote desde hace mucho tiempo.
Lo triste de verdad es que a quién más he engañado este tiempo ha sido a mí mismo.
Pero hoy lo vamos a remediar.
Escucha.
Abre bien los ojos para escuchar.
Siempre digo que el éxito sobre el que me siento hoy está cimentado por 9 años de trabajo.
Que el punto de ruptura con el traje y la corbata de consultor tuvo lugar el 7 de mayo de 2014.
Y eso es una mentira como un maldito piano.
Escucha.
Sé que te lo he dicho, pero si sabes entender este mensaje te vas a llevar una lección brutal de mentalidad.
Una lección que te va a quitar una tonelada de frustración de encima.
No sé a ti, pero a mí me frustra ver a mi alrededor gente petándolo en su área llevando solo 3 ó 4 años.
Gente más joven, con menos experiencia, que han encontrado su hueco en el mundo y se han hecho grandes en él.
No porque los envidie.
A saber cuál es la historia real que tienen detrás.
(Y a saber cuál es la realidad del éxito que intentan vender)
Recuerda que las sonrisas que ves por internet están regadas con lágrimas.
A lo que iba.
Me frustra porque, si miro atrás, yo veo esos 9 años y pienso que he hecho algo muy mal para haber tardado tanto.
Y no es verdad.
«¿No es verdad que lleves 9 años montando webs?»
No, amigo entrecomillado, eso es correcto.
Pero una cosa es hacer algo y otra muy distinta es ser consciente de lo que estás haciendo.
¿Sabes qué hice en 2014 y 2015?
Medicarme e ir al psicólogo.
E ir a un master que no me sirvió de nada más que para perder 15.000€.
2 años para reconstruir lo que se había roto en aquella picadora de carne que llaman empresa.
¿Y en 2016?
Cuidar de mi hija recién nacida.
Ese año, por cierto, decidí añadir a mi hoja de cálculo de gastos e ingresos un sueldo ficticio por ser padre a tiempo completo.
Habrá a quien le parezca una tontería, pero a mí me solucionó muchos problemas de inutilidad percibida.
¿Y en 2017 y 2018?
Ahí fue cuando decidí perseguir mi primer sueño, deshacerme de las malas influencias y publicar tres libros.
Esto que ves.
Esto que percibes, el éxito que yo te cuento y tú, con buen criterio, puedes creerte o no creerte, nació en 2019.
Hasta entonces se trataba de un juego para juntar las piezas que necesitaba recuperar.
2019 fue el año en que cogí el toro por los cuernos y me dejé la piel para construir un negocio que prosperase y me hiciera sentir satisfecho.
(También fue el año que nació mi segundo hijo, al que también cuidé a tiempo completo)
Pero no quiero enrollarme más de la cuenta.
Mi historia, que da para llenar unas cuantas páginas, se cuenta mejor en vídeo, así que si te interesa ese medio puedes entrar aquí.
Lo que quiero que te lleves es que ganar 4 veces al mes lo que ganaba en aquella consultora tecnológica es algo que he conseguido en 3 años.
Que esta estrategia de mandar un email al día la empecé el 20 de abril de 2022, hace menos de un año.
Y ya se ha convertido en mi foco principal de trabajo.
Porque me gusta, sí, y porque da dinero.
¿Cuánto?
No te quiero crear falsas expectativas, pero del 20 al 30 de abril de 2022 ya había amortizado el precio del curso que había comprado y las cuotas de un año para mi proveedor de email marketing… y aún sobraba dinero.
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