Lo normal es compartir las opiniones no solicitadas que nos ponen por las nubes; que nos hacen parecer superhombres en nuestro trabajo.
Pues no, hoy quiero compartirte una opinión no solicitada de un cliente que me escribe para dejar de trabajar conmigo.
Y no solo para dejar de trabajar conmigo, que es algo normal, sino para decirme que contratan a otros para hacer mi trabajo. Lo cuál, por cierto, es la decisión más lógica desde su punto de vista.
Es algo que te enseño para mostrarte algo muy importante sobre los proyectos digitales, la creación de páginas web y demás.
Una opinion que, usando un auténtico cliché, no te dejará indiferente. No debería, al menos.
Te cuento.
Este cliente lleva conmigo año y medio. Hemos transformado su web totalmente, hemos hecho un trabajo de SEO espectacular y los hemos lanzado hasta unos niveles de rentabilidad que no imaginas.
Pero ha llegado el momento de renovar contrato de seguimiento y, por la exigencia de trabajo que suponen (y porque así lo decidí hace unos meses), mis tarifas aumentan.
Yo sé que despidieron a su responsable de marketing hace poco y también al equipo de generación de contenido, así que también sé que una subida de estas características no entrará bien.
Por último, tienes que saber que mi relación con estos clientes ha sido tensa a niveles de compatibilidad personal. Hemos rozado mucho y hemos mantenido conversaciones muy duras sobre los límites y responsabilidades de cada parte.
El resumen rápido es que querían 30 al precio de 10.
¿El resultado?
Han contratado a un nuevo equipo externo para llevar contenido, marketing y, como suele pasar con equipos multidisciplinares, también mantenimiento web y SEO.
Así que me dicen esto:
Buenas tardes David,
Finalmente los que nos llevan toda la web ahora se hacen cargo del mantenimiento.
De todas maneras contaremos contigo de manera puntual seguro, porque hasta el día de hoy nadie nos ha respondido como tu. Así que cuando te necesitemos nos cobras por horas y listo.
Muchas gracias por todo,
Leo ese mensaje y saco tres conclusiones, que son las que quiero transmitirte:
1) No te encariñes con ningún proyecto. Se llevan hasta donde son rentables y cuando dejan de serlo, se abandonan, venden, traspasan y a otra cosa, mariposa.
2) Cuando estés trabajando en un proyecto, esfuérzate como si fuera el único proyecto que tienes. Nunca sabes cuál va a ser EL proyecto, así que tienes que asumir que todos lo son.
3) Tu profesionalidad y tus tarifas no son negociables. Si pagan por tener 10, dales 10.
Si tienes que darles 11, haz que entiendan perfectamente que pagan por 10 y que ese 1 extra es un regalo que les haces.
Si haces bien esas tres cosas, da igual el tira y afloja que tengas con tus clientes y tus proyectos.
Cuando llegue el momento de poner las cosas blanco sobre negro, saldrás ganando.
En este caso, sé que me llamarán. Su web es muy complicada y se han acostumbrado a un nivel de respuesta que es difícil que encuentren en ningún otro sitio.
O sí, pero a un precio tan absurdamente alto que mis elevadas tarifas les sonarán baratas.
Con esa filosofía de 3 puntos es con la que he levantado mi imperio de páginas web.
Y esa es la filosofía que te transmito en los consejos que envío cada día a mi lista de correo.
Una filosofía que, seguida al pie de la letra, como mínimo te dará una primera web monetizable y pautas para crear todas las demás.
Apúntate y te los envío.
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