He estado a punto de cagarla a lo grande.
Es un tema que no encaja con lo que suelo contarte, pero qué c0ño, tiene un aprendizaje tan potente dentro que no podía callármelo.
Así que allá va.
La semana pasada estuve configurando un nuevo coche.
Hasta aquí normal, en esta familia necesitamos un par de coches para poder trabajar y llevar/recoger a los niños al colegio y a sus eventos (porque vaya vida social que tienen).
Lo que pasa es lo siguiente: NO necesitamos otro coche. Nuestros dos coches tienen cerca de 10 años, pero están perfectamente y lo estarán durante al menos otros 10 años.
Tampoco son malos coches. Son un Volvo y un BMW, buenas marcas, buenos coches, que han dado muy buen resultado durante cientos de miles de kilómetros.
Entonces vi la cuenta del banco, vi los ingresos, vi lo que ahorramos cada mes y me dije… qué narices, vamos a darnos un capricho.
Así que no configuré un coche cualquiera, configuré un Porsche Panamera.
Naranja metalizado, precioso, con todo lo que se me ocurrió meterle.
Lo hice «solo para ver» en cuánto se quedaba la cuota mensual.
Ya sabes, por eso de que sería tan alta que no podría pagarla y el castillo de arena caería por su propio peso.
Spoiler:
No cayó por su propio peso, podemos pagarlo.
Me tentó comprarlo. Me tentó mucho, muchísimo, comprarlo solo por el hecho de que podíamos comprarlo. Y cuando me di cuenta de que esa es precisamente la trampa de la carrera de la rata, hice algo totalmente distinto.
En lugar de comprarlo, lo que hice fue abrir un fondo de inversión con aportaciones periódicas iguales a esa cuota.
Bueno, no, un poco más pequeñas, porque tengo pensado hacer otras cosas con el resto.
Y esa es la historia que tanta vergüenza me dio la semana pasada.
Casi me compro un coche que no necesito por los motivos más incorrectos del mundo (y alguno correcto, ¿eh? Que no todo el gasto por placer es malo).
Por lo menos puedo decirte que en lugar de ser más pobre (y tener un coche chulísimo), soy más rico y seré todavía más rico cada mes que pase.
Porque gastar no es la solución.
Invertir sí lo es.
Y no hay inversión más importante que el bienestar de uno mismo.
Esa es la gran magia que tiene la venta de cursos, de libros, de audios, de vídeos, de experiencias, de conocimiento, de habilidades…
No es solo que te den dinero (poco, mucho o muchísimo), es que te dan una satisfacción que pocas otras cosas consiguen.
La de ser capaz de generar valor para otros por ti mismo.
Hecho es mejor que perfecto – una guía para vivir de infoproductos (47€)
Mira, resulta que al final este correo sí que tenía algo que ver con lo que suelo contarte.
Porque en realidad todo lo que pueda contarte o puedas pensar tiene relación con el hecho de transformar tu vida en algo mejor de lo que tienes ahora.
Y este camino es tan placentero como lucrativo.
Y no te cuesta 1700€ cada mes.
Saber cómo funciona solo te cuesta 47.
En un único pago.
Y el valor que aporta puede darte para comprarte tú mismo ese Porsche Panamera.
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Solo que no te recomiendo que lo hagas, salvo que… Otro día hablamos de finanzas si quieres.
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