¿Te has planteado alguna vez que tus aficiones y pasiones se conviertan en tu medio de vida?
No al estilo de un niño rico, hijo de un padre podrido de dinero, que lo único que hace es rendirse al hedonismo sin generar nada a cambio.
Sino como alguien que se gana la vida gracias a algo que disfruta.
Hace unos meses entrevisté a una gran escritora en mi canal.
(Mónica Gutiérrez, que ahora que vienen las Navidades, tiene libros fantásticos para comprar y regalar)
Entre muchas de las perlas de sabiduría que nos dejó, hubo una reflexión que merece la pena rescatar.
Y es que, hablando de su trabajo como escritora, de su éxito, me dijo que había logrado lo que había logrado porque había profesionalizado sus obsesiones.
Hoy me he acordado mucho de ella y de esa frase, porque es justo lo que he conseguido con una de mis aficiones.
Una afición a la que dedico los sábados por la mañana y que, a lo tonto, con constancia, pasión y un poco de visión, me proporciona 8.000€ al año.
Un dinero más que respetable para algo que hubiera hecho igual sin ingresar un solo euro.
A lo largo de nuestra vida, hacemos y aprendemos una cantidad de cosas increíbles.
Habilidades, aficiones y capacidades con las que disfrutamos, pero que nunca nos llegamos a plantear que sean un medio de vida.
¿Por qué?
Tiene mucho que ver el hecho de que nos educan en la cultura del esfuerzo.
Para valer, tienes que esforzarte.
Si no te cuesta esfuerzo, es que no tiene valor, no merece valor.
Por eso solemos minusvalorar nuestros talentos y habilidades naturales y tendemos a sobrevalorar aquellas que nos cuestan más.
Y las aficiones, directamente, las descartamos.
Mira, ahí fuera hay mucha gente que se ha dado cuenta de que lo primero para llegar lejos, es la pasión.
Y nada más fácil para sentir pasión, que invertirla en algo que ya nos gusta, que disfrutamos y que se nos da bien.
Solo tienes que hacer un repaso de lo que te gusta y hacer un pequeño trabajo de pensamiento out of the box para ver cómo sacarle partido.
Es lo que llevo haciendo 10 años y es la forma en la que me gano la vida desde entonces.
Y es la mejor forma de disfrutar de lo que haces, incluso cuando no te apetece.
Te cuento una forma de hacerlo, una forma de conseguir sacarles partido a habilidades y conocimientos que ya tienes.
Algo así como lo que hago con los LEGO, pero a lo bestia.
Algo que, cada año, me deja mucho más dinero que esa afición tan cara.
Te lo cuento aquí:
Hecho es mejor que perfecto, pero hazlo
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