¿Tú qué piensas cuando te llama alguien?
Cuando ves su nombre aparecer en la pantalla del teléfono, su cara, y no te apetece nada hablar con esa persona.
¿Será algo agradable? ¿Neutro? ¿O te cagarás en todos sus muertos?
Si hoy no tienes tiempo…
Si eres honesto y directo, tendrás usuarios honestos y directos
Y así se es honesto en una página web
Porque la imagen que transmites, la que perciben y su respuesta depende de ti
Ayer por la mañana, mientras iba a enviar unos cuantos cursos de diseño web, me crucé con una señora enfrente de su casa. Salía en mallas y deportivas, para hacer ejercicio, y estaba trasteando con el teléfono antes de cerrar la puerta.
El móvil le debió vibrar en las manos, porque antes de que llegase a su altura, pude ver el gesto en su cara.
Suelo caminar con los AirPods puestos, por si me entra una llamada o grabo una nota de voz, pero siempre van apagados, sin música, voces o ruido.
Me gusta caminar sin distracciones, sin una excusa para no concentrarme en lo que llevo dentro.
Aunque esta mujer no lo sabía (o le dio exactamente igual).
El resoplido que dio no hizo mas que remarcar el asco de sus facciones y su exclamación posterior puso el broche final:
—Pero qué plasta es esta tía…
Aquí no acaba la cosa. Porque mientras caminaba a su lado, descolgó, se llevó el móvil a la oreja, y como si fuera un camaleón, respondió con una voz dulce y melosa:
—¡Hombre, Fulanita! ¿Qué tal?
No pude evitar sonreír. La escena es tan típica, tan habitual, que nos parece irrelevante.
Es como cuando se empezó a vender por internet y, después de que las ofertas y productos de una empresa te hubieran camelado, llegabas al carrito y te encontrabas con la sorpresa.
Impuestos sin sumar, gastos de envío desorbitados…
Tu pedido de 20€ terminaban siendo 29,99€.
O más.
Porque Fulanita (si no lo sabe ya) se terminará dando cuenta de que a esta señora le cae como el culo, aunque le hable siempre con esa educación y efusividad que, sincreamente, sonaban muy convincentes.
Igual que tú terminarás descubriendo esos gastos ocultos.
O esa página que parece que quiere informarte y ayudarte, pero lo que quiere es venderte algo totalmente distinto.
O todas esas indiscreciones, mentiras y engaños que encierran las web con la mejor de sus intenciones.
Es decir, que tú piques y ellos te la puedan colar.
Hay otra forma de hacer las cosas.
Mucho menos enrevesada, más directa, sencilla y elegante.
Una que hace que cualquiera de tus usuarios (compren o no) salgan con una imagen clara de quién eres, qué haces y por qué eres bueno.
Y con ese buen sabor de boca, recuerden lo que haces y confíen en ti por encima de los demás.
Esa forma, ese método, es el que te cuento en el curso de estrategia y diseño web BIEN.
Para que, cuando la gente piense en ti, no piense primero en lo pesado que eres y después en lo que pueden obtener de ti.
Para que, si les llamas por teléfono, descuelguen con una sonrisa en lugar de un improperio.
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