Entrar a las 9 para salir a las 19, con la esperanza de que esa hora extra en la jornada sirva para tener un descanso extra durante el verano.
Una jornada que, en la mayoría de las ocasiones, nunca llega o se traduce en fórmulas diseñadas para beneficiar a una única parte de la ecuación.
Cuando firmé mi contrato con Accenture, decía claramente que trabajaríamos una hora más cada día para tener jornada de verano.
El primer año ya me di un buen tortazo con eso. Apretando más de la cuenta, trabajando demasiado, para disfrutar de los viernes libres durante los meses de más calor.
¡Sorpresa! Eso de los viernes libres…
Si hoy no tienes tiempo…
Este correo va a darte donde duele, para que dejes de hacer el imbécil con tu vida. Así que LÉELO entero.
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Y proponerte algo…, pero eso será…
Segundo año lo mismo, y el tercero…
Hasta que llegó el cuarto.
Ay, el cuarto…
Nuestro querido amigo Santi, opresor de oprimidos, presionador de presionados, nos juntó a toda la tropa para informarnos de que el proyecto iba mal y nos quitaban la jornada de verano.
Ni viernes, ni días libres, ni salir antes de las 12 horas en la oficina.
Que oye, que hubieran vendido el proyecto mal, llevado menos gente de la que hacía falta y quemado a la poca que habían llevado, era culpa nuestra, del trabajador. Y un trabajador que tiene la culpa, no tiene derecho a…
«Pero lo pone en mi contrato…»
¡Calla, sindicalista! ¿No sabes que los contratos se firman en papel mojado? ¿Que las condiciones, los convenios y las leyes son solo sugerencias?
No sé si esta historia te sonará cercana.
A mí me suena tan cercana que las pulsaciones me han subido un 30% desde que he empezado a escribirte este correo.
Hay tantas cosas mal en lo que acabo de contarte…
Y están tan normalizadas…
Que asusta.
Para ganar un mísero sueldo de país tercermundista.
Porque sí, amigo mío, no sé quién eres ni en qué trabajas, pero si vives en España, casi seguro que cobras una mierda.
Hablaba el otro día con Jesús Madurga de que es triste que para estar entre el 1% de gente que más cobra de España tengas que ganar 150.000€ al año.
Y más triste es que no puedas llegar a esas cifras trabajando por cuenta ajena.
Ni en una de las consultoras más grandes que hay.
¿Sabes cuántos veranos, fines de semana y noches hubiera tenido que trabajar en Accenture para cobrar eso?
Ni siquiera lo estaría cobrando ahora mismo.
Y no tendría hijos o, mejor dicho, no los conocería.
Los cuidaría una chica que tendría interna para poder viajar de lunes a viernes a cubrir cada vez peores proyectos, en peores condiciones y con una salud física y mental totalmente destruída.
En cambio estoy aquí, sentado en mi casa, después de una semana en el campo con mi familia, con otra semana por delante de relax y un mes de agosto a medio gas para poder disfrutar de niños, mujer, piscina, barbacoa…
Ganando casi como el 1% de este santo y bendito país.
Y aunque ganase la mitad.
Vivir para trabajar no es vivir.
Trabajar para vivir tampoco.
¿Qué es lo que te queda?
A mí me ha costado 10 años encontrar la fórmula, pero la he encontrado.
He triunfado yo solo, desde mi casa y sin ayuda de nadie. Luchando contra gentuza como ese Santi que te contaba y contra toda la calaña que creen que el ser humano está para que lo exploten.
Y lo he conseguido.
¿Porque soy mejor que el resto? ¿Porque soy más listo? ¿Porque tengo más suerte?
No.
Porque le he echado huevos y no me he rendido hasta encontrar la forma de ganar suficiente haciendo lo que me gusta para poder VIVIR bien.
Con mucho énfasis en el VIVIR.
Porque si haces algo en tu vida, amigo mío, que sea para BIEN, que sea para vivir.
Y si lo que te está robando esa jornada de verano, esa tarde de piscina con la gente que quieres, no es para BIEN, entonces mejor mándalo a la mierda.
Esto aplica a todo lo que hagas.
Por eso aquí solo hacemos cosas que sean para BIEN.
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