El magenta, ese color parecido al fucsia, que varía entre el rosa fuerte y un púrpura bien saturado y que enfrenta a familias, pintores y profesionales.
Tanto, que ha habido guerras por el Magenta. Guerras con miles de muertos.
Aunque, en realidad, la batalla tuvo lugar en el pueblo de Magenta y, por su culpa y por la culpa de toda la sangre derramada, decidieron bautizar al nuevo color como magenta.
Si hoy no tienes tiempo…
El magenta no existe, pero tu marca personal sí.
Te enseño a explotarla y a sacarle el máximo partido
Porque, hagas lo que hagas, lo único que perdurará será lo mucho o poco que valgas tú
Pero lo más divertido de este color es que NO EXISTE.
Que sí, que en el colegio nos lo enseñan, que en pintura nos lo enseñan, pero tiene varios problemas.
El primero de todos, es que no tiene un color complementario. Ya sabes, ese color opuesto que tienen los colores (azul para el amarillo, blanco para el negro, verde para el rojo…).
El segundo, es que no parece haber un consenso colectivo sobre lo que es en realidad el magenta.
¿Sabes por qué?
Porque no existe.
Para que nuestro cerebro procese un color, pasan varias cosas. La primera, es que el color llegue al ojo en forma de onda de luz.
Esa onda de luz posee una propiedad que se llama longitud de onda, que es la que define el color.
Nuestro ojo procesa esa longitud de onda, determina cuanto de los colores primarios tiene y se lo envía al cerebro, que es el que dice: rosa!, verde!, azul!
El problema del magenta es que NO tiene una longitud de onda, porque no existe longitud de onda magenta.
Lo que sucede es que llegan dos longitudes de onda diferentes de forma simultánea a nuestro ojo. Una en la zona del rojo, otra en la del violeta.
Nuestro cerebro, al que no le gustan las sorpresas, no quiere esforzarse y es vago por naturaleza, suma las dos longitudes y, literalmente, se inventa el resultado.
Que podría haber dicho que la suma es verde, pero como tampoco le parece lógico y le gusta la lógica, decide que sea algo nuevo.
Algo que cada persona procesa a su manera.
Ahí está el truco: en que cada uno lo procesa como le da la gana.
Por eso hay familias que discuten si el turquesa es verde o es azul o si esto es magenta o no.
Una discusión que puede incendiar una comida navideña o reventar un bautizo.
Lo que no es libre de interpretación es que, si te quitan todo lo que tienes ahora mismo, tu trabajo, tu dinero, tu casa, tu familia, tu…, solo habrá un activo que puedas explotar.
Y ese activo, amigo mío, es el más valioso de todos. Porque es el único que te acompañará siempre y del que podrás tirar siempre.
Hazlo desarrollarse y crecer y serás imparable.
Olvídalo y aplástalo contra el fondo de tu mente y serán otros los que controlen tu vida.
Si decides apostar por él, por ti mismo, entonces tengo un curso que te ayudará.
Se trata de explotar ese activo (tú mismo, tu marca personal) y sacarle el máximo partido a través del mejor canal de marketing y venta que existe en el mundo: una newsletter.
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