Hace muchos años estuve investigando sobre un tema que es tabú en España y en casi el mundo entero.
Un tema que constituye la PRIMERA causa de muerte en jóvenes y adolescentes y la primera causa de muerte por causas externas en adultos (datos España 2023).
El email de hoy no va de esa forma de morir, pero me sirve para explicarte algo muy importante.
Si sabes de qué hablo y te remueve demasiado por dentro, sáltate este correo.
Si te toca la fibra porque es algo que tienes presente, busca ayuda y no sigas leyendo.
Nos vemos mañana.
Si hoy no tienes tiempo…
Último aviso, sin acritud, sin rencores, con total libertad: nos vemos mañana.
Vale, si estás leyendo esto es que sigues adelante.
Es un tema sensible que no debemos invisibilizar y deberíamos sacar a la luz más a menudo, pero complicado de tratar.
Considera esto una reflexión teórica que conecta dos puntos distantes.
Hace 9 años estuve planificando una novela demasiado ambiciosa (cuando mi objetivo en la vida era ser escritor).
Me metí tanto en la investigación, que tuve en mis manos el esqueleto de una novela policiaca realista, MUY realista.
Solo me tomé una única licencia para encajar las piezas.
Y vaya si encajaban…
Para conseguir esa hazaña, necesitaba que las víctimas murieran de forma indetectable o, en su defecto, que pareciera natural o un acto voluntario.
Así que, después de hablar con químicos, médicos y más conocidos, me metí en la dark web y estuve investigando sobre su1cidi0s.
(Estoy tan convencido de que hay filtros contra esa palabra, que la vamos a maquillar).
NOTA: no te recomiendo buscar eso en la dark web, porque lo que encuentras es muy real. No son habladurías, leyendas urbanas o conversaciones de pasillo, son auténticos manuales de instrucciones.
Y lo primero que te dicen todos los expertos y todas las recopilaciones que encuentras es que si quieres hacerlo, no avises a nadie.
Lo haces y punto.
Porque cuando lanzas preavisos, cuando dejas pistas, es cuando no deberías hacerlo, porque hay algo en ti que está esperando a que le salven.
(Y si quieres que te salven, amigo lector, ese no es el camino: busca ayuda profesional)
Siempre hablo del daño que hacen las redes sociales a nuestra mente, a nuestra atención, a nuestra autoestima, a… A demasiados factores emocionales e internos como para dejarlas pasar.
E invito a quien quiera oírme a desconectarse de las redes, como algo muy positivo.
Pero no lo hagas como hacía esta chica esta mañana:
Por varios motivos, necesito una pausa de esta red social.
Es urgente y vital y me va demasiado en ello.
Cuando lo he leído, lo primero que he pensado ha sido en esa investigación que hice sobre el 5u1cidio.
Si de verdad quieres hacer algo, no avisas, lo haces.
Porque desengancharte de una adicción no es algo externo, es algo que haces tú y que tiene que salir de ti.
Si quieres dejar Instagram, borra Instagram y no entres.
Si quieres dejar Twitter, borra Twitter y no entres.
Si quieres dejar Whatsap, borra Whatsap y no entres.
Cuando alguien necesite algo de ti, te encontrará.
La red social no define quién eres ni cómo te comunicas.
Es solo una herramienta.
Cuando perdemos el norte y dejamos de tratarla como una herramienta para convertirla en un fin, es cuando debemos dejarla.
Sin avisar.
Porque avisar es esperar que la gente dé like y comente tu aviso.
Es lanzar una bengala al aire para ver cuánta gente acude.
Si acude poca, te sentirás mal.
Si acude mucha, te sentirás mal y no lo dejarás.
Así que, si quieres hacer algo por ti y por tu desarrollo personal, no necesitas gritarlo a los cuatro vientos para recibir atención.
Lo haces por ti y lo disfrutas por ti.
Sí, lo he dicho ya, pero lo repito.
Si necesitas ayuda, búscala o, si quieres, escríbeme.
No sé qué tiene esta newsletter, pero muchos suscriptores me escriben para desahogarse.
Si lo necesitas, la puerta está abierta.
Nos vemos mañana;
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