No sé por donde empezar.
Tengo tantas historias distintas que apoyan este enorme peligro…, que no sé por cuál empezar.
Lo que sí sé es que es tan importante que no voy a venderte nada.
El otro día te hablé de la arquitecta que nos está haciendo la reforma de la escalera de casa.
Ni siquiera recuerdo qué dije en el correo, no te voy a engañar. Escribo tantos, tengo tantas ideas en borrador y tantos escritos sin enviar, que es difícil acordarse de todos.
Pero ella sí que se acordó.
Y me lo dijo e hizo una broma sobre la cantidad de emails que me estará inspirando (lo siento, Cristina, solo uno y medio por ahora…).
¿Está suscrita?
No, pero resulta que una de sus amigas sí es suscriptora.
El mundo es muy pequeño, lo sé.
Otro día te cuento con quién me encontré el primer día que me mudé a una ciudad de 3 millones de habitantes como es Madrid.
El primer día, nuestro primer paseo por la ciudad.
A ver, que me despisto.
Hace unos meses te copié el correo que me escribió la Señora F y la mujer me respondió muerta de risa y agradecimiento.
Un poco antes de eso uno de los tipos con la lista de suscripción más grande de España copió íntegro uno de mis emails diarios.
Y yo mismo he usado los suyos como inspiración.
A lo que voy.
Ayer escribí a un tipo que se llama Jesús.
Jesús tiene un newsletter, varias agencias de marketing, cursos, inversiones y habla sin tapujos de sus visitas al psicólogo y su gestión de la ansiedad.
Un crack de tío al que sigo desde hace meses y con el que he intercambiado varios correos.
Pues el tipo en cuestión cogió mi correo de ayer y lo copió en uno de sus emails.
Tal cual.
Y construyó ese correo alrededor.
–¿A dónde quieres ir a parar, David?
»¿A que has conseguido una promoción gratuita en un newsletter grande por escribir a su dueño?
Gratis, mis cojones, que le he comprado un curso que ahora mismo vende por más de 1.000€.
No dejes que los árboles no te dejen ver tus pies.
O el cielo.
O el bosque.
O lo que sea que hay importante detrás del árbol.
Escucha.
A ver si te suena.
- No sé por dónde empezar.
- No tengo ideas para escribir todos los días.
- ¿Qué les cuento a mis clientes?
- ¿De qué hablo en mi blog?
- Eso a mis clientes no les interesa.
- …
Si te suena alguna, te invito a leer este correo otra vez.
¿Has visto lo fácil que se puede generar contenido escuchando y leyendo a los demás?
Hablando, discutiendo, jugando, haciendo deporte… VIVIENDO.
La inspiración no se busca en ninguna parte, es una actitud que tenemos y ejercitamos.
Da igual que escribas relatos de ficción.
Un blog de moda.
Un podcast para veganos.
O un newsletter como el que envío yo todos los días.
Ese al que te suscribes aquí:
Y no es un secreto «de los ricos» (ese enemigo imaginario que está tan de moda últimamente).
No es algo que solo sepamos los cuatro que la tenemos grande.
La lista de suscripción, digo.
Ni es algo que solo sepa Jesús Madurga, el que utilizó ayer mi correo.
Es algo que debería saber todo el mundo y utilizarlo a su favor.
Lo que pasa es que es más fácil poner excusas para no avanzar.
Así que deja de ponerte excusas y empieza a construir una presencia online sólida para ti, para tu negocio o para perro.
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Cada día un email para inspirarte, ¿a qué? A vivir mejor, ser mejor, ganar mejor