¿Quién crees que tiene más formas de aprender?
¿Un mono,
un perro,
un gato,
o un humano?
Si hoy no tienes tiempo…
Aprende cuándo recibes palo o zanahoria y aprende a usarlo a tu favor.
Te dejo unos segundos para que lo pienses, para que te acuerdes de cuando memorizabas listados en el colegio.
Las tablas de multiplicar, las preposiciones, las conjugaciones, los reyes godos…
¿Te acuerdas de ellos?
Yo no, porque nunca tuve que estudiarlos. Aunque creo que, si los hubiera estudiado, tampoco los recordaría. Porque no, eso de memorizar por memorizar no es una buena forma de aprender, solo de vomitar datos.
La respuesta es muy simple: los bichos y los no tan bichos aprendemos de dos maneras.
Solo de dos.
¿Pensabas que, como tenemos un cerebro más desarrollado, tenemos más herramientas?
¡Ja!
Seguimos siendo animales (unos más que otros) y seguimos moviéndonos por dos caminos de aprendizaje: la bofetada y el caramelo.
O bien aprendemos algo porque hay una recompensa al final que nos atrae (el caramelo).
O bien aprendemos porque, si no lo hacemos, nos caerá un buen sopapo (la bofetada).
Cualquier cosa que hayas aprendido en tu vida se reduce a una de esas dos motivaciones.
Lo divertido del tema es que el esfuerzo que ponemos en aprender, la velocidad con la que aprendemos, no aumenta igual cuando crece el caramelo, que cuando crece la bofetada.
Somos más lentos para alcanzar metas que nos traen beneficios…
y más rápidos para alcanzar metas que nos evitan sufrimiento. Cuanto mayor sea ese sufrimiento, más aprenderemos y más rápido lo haremos.
Quizá haya una respuesta biológica a por qué los cerebros se configuran para evitar el daño y no para buscar el placer, pero hay una respuesta mucho más sencilla y la tenemos en nuestros padres, en el colegio, en…
Si no estudias, suspendes.
Si no haces lo que debes, te castigo.
Si tocas el radiador, te quemas.
Si no haces tu trabajo, te despido (pero no esperes ganar el doble por trabajar el doble).
Por cada aprendizaje con recompensa al final, hay siete aprendizajes con bofetadas, cortes, quemaduras y malestar.
Dicen los copywriters que hay que dibujar los beneficios de lo que tus lectores van a obtener para poder alinearte con ellos y poder influir en sus decisiones de compra.
Por ejemplo: si haces mi curso de marca personal y newsletter, ganarás dinero por enviar un máximo de un email al día (o a la semana).
Un beneficio claro (dinero), con un aliciente claro (poco esfuerzo).
Los buenos copywriters te dirán que esos beneficios tienen que ir ligados a un dolor que sientan tus lectores.
Así que bastaría con anclar el mensaje anterior con un dolor muy común.
Por ejemplo…
¿Harto de tu jefe y de un trabajo de 40 horas semanales que te paga una miseria? Complementa y hasta duplica tu sueldo hablando de algo que te gusta y haciéndolo…
Hay un beneficio (gana dinero), pero sobre todo hay un dolor que puedes evitar (trabajo mucho en algo que no me gusta y gano poco dinero).
Y los mejores copywriters, además de todo esto, te generarán una sensación de escasez.
Te dirán que hay un bonus o un extra que solo tendrás si compras antes del 30 de septiembre.
O, mejor aún, atacarán a tu bolsillo, diciéndote que el curso subirá 30€ cuando termine el día 30.
En realidad, un copywriter ni convence, ni persuade, ni influye. Simplemente hace su mensaje más atractivo para que alguien que ya estaba dispuesto a comprar algo como lo que ofreces, termine lanzándose.
Eres tú el que toma la decisión de cambiar o no su vida.
Da igual cuántas veces te lo ofrezcan y con cuánta habilidad te lo describan, si tú no quieres o no estás preparado, no lo harás.
Lo que no da igual es que sepas por qué haces las cosas: ¿es por buscar un beneficio? ¿O por huir de un dolor?
Si sabes eso, no solo sabrás más que la gran mayoría, sino que podrás usarlo en tu propio beneficio.
Tengo un curso.
Te enseña a crear tu propia marca personal (o mejor, a descubrir esa que ya tienes) y a usarla en tu propio beneficio.
Es la estrategia que llevo usando 10 años para ganarme la vida y el curso está escrito para que mi mujer empiece a hacer lo mismo.
Porque puede ganar mucho más de lo que gana ahora, sentada en su casa y sin tener que salir a trabajar de madrugada.
Curso de marca personal y email marketing
Cuesta 190€ y el 1 de octubre pasará a costar 220€.
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