Tenía un post escrito para hoy, pero he recibido tantos correos preguntando lo mismo, que vamos a hacer un paréntesis para responder a los lectores curiosos.
Empezando por contarte una historia real de cómo suspendí un examen de 4 horas en cinco minutos, donde el catedrático en cuestión me avisó en pleno examen de que si hacía eso suspendería y cómo yo, en mi absoluta estupidez, me empeñé en suspender.
Corría el año… No tengo ni idea de cuál era, pero sé que era la convocatoria de junio.
Hacía calor, estaba cansado, era mi segundo año repitiendo la asignatura y la tercera vez que hacía un examen suyo.
Me senté donde me correspondía y preparé la mesa para el examen.
¿No sabes cómo se prepara la mesa para un examen de ingeniería?
Te lo cuento.
En una ingeniería se pueden llevar todos los cuadernos, apuntes, libros y calculadoras programables que quieras llevar.
Mientras no tenga conexión con el exterior, se pude usar.
¿Sabes por qué?
Porque en realidad no sirven para nada. O, mejor dicho, solo sirven para consultar alguna fórmula concreta que, incluso, podría decirte el propio profesor si se la preguntas.
Son exámenes difíciles, con problemas difíciles, en los que lo más difícil de todo es saber qué tienes que hacer.
Otro día os cuento un examen de matemáticas e integrales en el que hablaban de despertadores, nevadas, kilómetros y quitanieves.
A lo que vamos.
Ramón, así se llamaba el profesor, nos entregó el examen y dijo: «fijaos bien, porque este es fácil».
Allí estábamos alumnos de segundo año en la asignatura, de primer año, de tercero, de cuarto… ESA es la asignatura que todo el mundo repetía una y otra vez.
Así que el aviso de Ramón, lejos de tranquilizarme, me puso más nervioso.
Sonaba a reto, a reto de los gordos.
Cogí el examen, leí el primer ejercicio (50% de la nota), anoté dos cosas en el borrador y cogí mis apuntes.
Acto seguido, Ramón vino a mi mesa, se agachó a mi lado, leyó lo que había apuntado y me dijo:
«David, como me caes bien te diré que si alguien coge los apuntes antes de pasar 10 minutos de examen, sé que va a suspender. Revisa lo que has escrito otra vez».
¡Joder! ¡Si solo había escrito los datos del enunciado del problema!
En fin, que suspendí.
Luego te digo por qué.
Ahora volvamos a las preguntas que me han hecho varias docenas de suscriptores.
El otro día te dije que estaba preparando un curso de diseño web BIEN.
Muchos debían de estar esperando algo así como agua de mayo (qué apropiado refrán) y me han bombardeado con todo tipo de preguntas.
¿Qué herramientas vas a usar?
¿Será en WordPress?
¿En Wix?
¿Darás plugins?
¿Darás plantillas?
¿Dirás qué usar?
¿Dirás qué no usar?
A ver, haber, haver, aber…
No os he dado un plan detallado del curso por tres motivos, de los cuáles el menos importante es que el curso está en construcción y eso significa que todavía puede cambiar el contenido.
Como un ingeniero que coge sus apuntes en los primeros 5 minutos de examen, vosotros estáis corriendo hacia los libros, los ejemplos y las fórmulas para resolver el problema de vuestra página web.
¡MAL! ¡SUSPENDIDOS!
El motivo principal de que no os haya dado un temario detallado es esa palabra que hay en mayúsculas en el título del curso: curso de diseño web BIEN.
Este no va a ser un curso de copiar y pegar.
No va a ser un curso en el que todos los alumnos salgáis con una web prefabricada con olor a rancio.
Créeme, sé de lo que hablo.
Cada academia que hay por ahí, cada membresía, cada experto en hacer webs como churros que enseña cómo lo hace termina creando una escuela de personas con webs mediocres que no se diferencian las unas de las otras.
A un experto como yo le basta un vistazo a la cabecera de una web para saber de quién ha aprendido el creador.
Este curso te va a enseñar a buscar la mejor solución posible para vuestro caso concreto (o el caso concreto de vuestro cliente).
Y ninguna solución puede autodenominarse «la mejor» si antes de saber cuál es el problema, ya estamos mirando los apuntes y eligiendo las fórmulas que vamos a usar.
Así que la página en la que está el curso de diseño web BIEN no tiene temario.
Tiene copy, un copy muy bueno, que habla de por qué no necesitáis plugins o plantillas concretas.
Si quieres ver esa página y ese copy tan bueno, que sepas que solo se lo enseño a mis suscriptores.
¿Dónde? Te apuntas aquí debajo:
Por cierto, nuestro querido Ramón había diseñado para su examen «fácil» un ejercicio de 5 puntos del examen final de la asignatura más difícil de toda la carrera que se respondía con un sencillo: NO SE PUEDE HACER.
Los datos del enunciado no permitían cumplir con la petición que hacía.
¿Quién tiene los santos huevos de responder que «no se puede hacer» un ejercicio de 5 puntos?
Pues mi compañero Ángel.
Él tuvo un merecido sobresaliente.
Yo tuve mi típico 3,5 en esa asignatura.
Todavía me faltaba una convocatoria más para quitármela de encima.
Y eso que terminé la carrera a curso por año y con matrícula de honor en el título, pero eso es historia para otro día
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