Hay historias que nos empujan hacia delante e historias que nos paran en seco.
Esta que te voy a contar podría pararte de terror, pero si estás aquí sé que va a moverte a hacer cosas que eviten que suceda.
Mira, no te voy a engañar. Los miedos abstractos son los más complicados de gestionar.
Que te dé miedo una araña o la oscuridad es bastante simple de tratar: evitas las arañas y enciendes luces.
O pagas a un psicólogo para que te ayude a aceptar que las arañas están ahí y no hacen nada y que la oscuridad no cambia que estás solo en tu habitación.
El problema viene con los miedos que no tienen cuerpo.
El miedo al olvido.
El miedo a la muerte.
El miedo a que los políticos quieran quitarte todavía más dinero para comprar los votos de los que chupan su teta.
O el miedo a quedarte sin nada cuando más lo necesitas.
¿Y cuándo es el momento de más necesidad?
Escucha.
La mujer que limpia mi casa desde hace ya muchos años es una mujer con una edad respetable.
Si no me fallan los cálculos, rondará los 60 y trabaja y cobra como se estila en este sector y en otros muchos de este país.
Ya me entiendes.
El caso es que ahora le ha entrado el apuro.
Al parecer se le han acabado el paro y las ayudas y empieza a tener un miedo real y tangible de que sus años cotizados no sirvan para tener una pensión digna.
O ni siquiera digna, pero una pensión.
Podríamos hablar de muchos problemas de ese planteamiento. Ayudas, paro, cobrar en negro, pensiones…
Pero solo quiero despertar en ti una cosa: el miedo al qué pasará mañana.
Cuando dejes de trabajar, cuando te echen, cuando te quedes en el paro, cuando…
Cuando llegue a una edad en la que deba recoger lo que he cosechado durante años, ¿qué pasará?
¿Tendré suficiente?
Mira, no hace falta tener altas capacidades para darse cuenta de algo.
El sueldo de una persona normal no da para vivir en la gloria con lo que Papá Estado te dé una vez eches el cierre a tu vida laboral.
Por eso lo mejor es complementarlo con cosas que te traigan dinero extra.
¿Un plan de pensiones?
No. Hablo de dinero extra de verdad, que pueda llegar incluso cuando tú no le dedicas atención ni le hagas aportaciones.
Así que para mí las páginas web, los negocios digitales, no son una forma de ganar dinero.
Son una forma de tranquilidad.
Por eso todos los días te cuento algo que puedes aplicar en tu vida, en tu negocio, en tu web, para tener un poco más.
Así dormirás tranquilo pase lo que pase
No por leer lo que te cuento.
Leer no da dinero, my friend.
Lo que da dinero es aplicar eso que lees 😉
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