Que vivimos en un mundo con prisa, es algo que ya sabes.
Pero que hay distintos tipos de prisa, quizá…
No, eso también lo sabes.
Lo que pasa es que no es lo mismo que otros tengan prisa, a que tú la tengas, ¿verdad?
El viernes antes de Semana Santa me pasó algo curioso.
Algo que encierra tal lección de vida que quizá, solo quizá, no te hable de ese curso que te puede cambiar la forma de ver el esfuerzo que cuesta ganar dinero.
Solo quizá.
El caso es que un antiguo cliente me llamó por teléfono.
Viernes a las 9:24 de la mañana.
Hasta aquí normal, ¿no?
Ahora ponle que ese cliente cortó su relación conmigo porque quería una agencia más…, grande.
Y me involucró en un problema legal interno (posterior a todo esto) solo para sacarme información sobre la otra parte.
Así que, obviamente, no cogí, ¿sabes la cantidad de cosas que hay que hacer un viernes cualquiera?
Súmale que me operaban 4 días más tarde, que tengo 5 proyectos distintoa en paralelo y que el ritmo de trabajo con una mano escayolada baja… MUCHO.
Y entenderás que no hay tiempo para perderlo con un tipo al que le encanta hablar por teléfono, pedir y exigir, pero no le gusta pagar ni reconocer el trabajo de los demás.
¿Te he dicho que este tipo es mi peor cliente de los últimos 10 años?
Bueno, el peor no, el segundo peor.
El caso es que este tipo me escribió cinco minutos después por whatsap.
No sé tú, pero eso para mí es línea roja. No se hacen negocios por Whatsap, Telegram ni por niunguna aplicación de mensajería instantánea.
Y aquí viene la tercera línea roja.
En el mensaje me ponía esto:
—Cuando puedas llámame, por favor, es urgente
Escucha.
La urgencia es siempre relativa.
Para él, que solo existe su persona, su negocio y sus problemas, es urgente que se le haya roto algo y quiera resolverlo.
Pero para mí no lo es.
No es mi cliente, no trabajo para él y dejó muy claro que contrataba a otra agencia porque «quería algo más grande» para crecer más.
Que esa nueva agencia haya borrado un desarrollo que es vital para su negocio porque no saben cómo actualizarlo, es un detalle anecdótico.
Lo que sí era urgente para mí era preparar emails hasta, por lo menos, el viernes siguiente.
Dar respuesta a mis clientes de verdad.
Y cerrar varios acuerdos con proveedores.
Y aquí tenemos el principal problema que existe entre seres humanos.
La verdadera lucha que enfrenta a las personas desde tiempos inmemoriales.
Tus expectativas vs mis expectativas.
Que algo sea importante y urgente para ti, no significa que lo tenga que ser para mí.
ELIMINA de tu arsenal de motivos para que alguien te haga un favor el hecho de que «es urgente»o «es importante».
¿Tú crees que vendería muchos cursos si te dijera que es urgente e importante que me compres?
¿Te convencería si te dijera que, para llegar a los 2000€ mensuales extra necesito que tú y 4 personas más me compréis un curso?
¿Te motivaría saber que, gracias a tu compra, estoy más cerca de facturar diez mil euros cada mes?
NO
Para que tú te involucres en mis problemas, tengo que trasladarte beneficios.
Pero beneficios a problemas tuyos, no míos.
Tengo que decirte que con este método de trabajo podrás generar tú mismo 2000€ extra todos los meses mandando emails.
O que la facturación de tu empresa subirá un 20% si aplicas estas técnicas con tus prospectos.
O que podrás librarte de clientes pesados y exigentes para siempre, porque no necesitarás trabajar para ellos para tener un buen sueldo.
O que descubrirás lo que es que cientos y miles de personas estén ávidas de leer lo que tienes que contarles.
O que por fin podrás dedicarte a cultivar huertos urbanos y vivir de la experiencia.
O que…
ESA es la forma de vender algo.
Aunque es mucho mejor la que escribí en esta página:
Cómo llegar a tus primeras 1.628 personas y enviarles emails que quieran leer
Porque hablar de Star Wars, de fantasía y de ganar dinero es toda una experiencia.
Te guste o no te guste Star Wars.
Eso es lo de menos.
O no…
Cómo llegar a tus primeras 1.628 personas y enviarles emails que quieran leer
En cuanto a la urgencia de este señor, lo único que sirve es para que en el presupuesto haya un precioso recargo del 50%.
O del 100%.
Tu urgencia, si sirve para algo, es para mostrar tu debilidad.
O para recordar a los demás por qué no quieren trabajar contigo.
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